En los últimos 50 años, el delfín rosado del río Amazonas ha perdido el 65 % de su población, según los datos reflejados en el reciente Informe Planeta Vivo 2022 de WWF.
Entre las principales causas del declive poblacional de este mamífero, considerado «termómetro de la salud fluvial del planeta» y cuyo día internacional se celebra este lunes 24 de octubre, la organización conservacionista destaca en un comunicado la degradación y la pérdida del hábitat, así como la contaminación industrial y la acústica.
Además del delfín boto, en las aguas dulces y oceánicas sudamericanas nadan otras dos especies de delfín de río muy amenazadas: el tucuxi, que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) cataloga como «en peligro de extinción», y la franciscana o delfín del Plata, que según la Lista Roja de la UICN es «vulnerable».
La mayoría de estos delfines habita en mares templados y tropicales, así como grandes estuarios, deltas y ríos asiáticos y sudamericanos, precisan desde WWF, ecosistemas que sufren la presión de la construcción de diques y presas que fragmentan sus poblaciones y dificultan su reproducción y movimiento.
La intoxicación del entorno por vertidos industriales y de metales pesados, como el mercurio, asociados a actividades como la minería ilegal, así como la contaminación procedente de las explotaciones petrolíferas y plásticos, también merman la capacidad de supervivencia de la especie, advierte WWF.
Por otro lado, los delfines de río se enfrentan a presiones como el tráfico marítimo, que presenta riesgos para la especie sobre todo a causa del ruido que generan los buques, la colisión de los animales con embarcaciones y la posibilidad de atraparlos de forma accidental en redes de pesca.
Aunque hay especies de delfín de río, como el baiji chino del Yangtsé, que se han extinguido, WWF se mantiene optimista frente a las que están en peligro de extinción, pues muestran tendencias de recuperación gracias a los esfuerzos de conservación, asegura la organización.
Es el caso, por ejemplo, de los cerca de 300 delfines del Irawadi que sobreviven en el río Mekong y otros cauces de Camboya, Indonesia y Myanmar, o de las 1.000 marsopas chinas sin aleta o cerdos del Yangtze (China).
Además, la ONG estima que existen casi 5.000 delfines adultos y juveniles del Ganges nadando en ríos de India, Bangladés y Nepal, y el delfín del Indo ha aumentado en casi 800 ejemplares en los últimos 20 años, gracias a sus labores de conservación en Pakistán.
Para reducir las amenazas de la especie, la organización también desarrolla acciones enfocadas en la lucha contra la contaminación y campañas de sensibilización y conservación con censos, vigilancia con drones, marcaje y seguimiento vía satélite.