Al día de hoy, muchos creen que la idea del metaverso nació de la mente de Mark Zuckerberg creador de Facebook , cosa que no es así.Lo que sí hizo el CEO de Meta fue exponer el concepto a miles de millones de personas; y también creó un hype que se convirtió en la excusa perfecta de las empresas que pretendían levantar financiación sin dar demasiadas explicaciones sobre qué pensaban con ese dinero ni como lo lograrían.
Pero el metaverso de Facebook aún no existe como tal —independientemente de los avances de Oculus—, y tampoco lo veremos en el corto plazo. Sin embargo, sí existe una plataforma que está revolucionando el concepto de la vida en la virtualidad y se llama Decentraland.
Decentraland es un proyecto que nació en Argentina y en pocos años se convirtió en la plataforma virtual más importante a nivel global. Es un juego, una comunidad y, a su vez, un negocio; tiene eventos, ha ganado el interés de las marcas y personalidades más importantes e influyentes del mundo; es una plataforma abierta, open source y descentralizada que vive en la blockchain de Ethereum; tiene su propia (cripto)moneda y NFTs, avatares, parcelas, ciudades, comercios, embajadas, y todo lo que puedas imaginar. Es, al fin y al cabo, el metaverso. Ni más ni menos que eso.
Pero Decentraland no fue siempre el mundo tridimensional que conocemos en la actualidad, que podemos recorrer utilizando nuestro propio personaje e interactuando con otros usuarios. Mucho antes de que existan las ciudades virtuales, los shoppings, los minijuegos, el marketplace donde compramos, vendemos o intercambiamos una porción de tierra o un sinfín de coleccionables, los festivales de música, la semana de la moda, o cualquier otra característica que hoy distingue a la plataforma, hubo un grupo de entusiastas que desafió las limitaciones tecnológicas para materializar su visión del metaverso.
Decentraland dio sus primeros pasos de la mano de Bitcoin
Si bien hoy Decentraland es un proyecto que vive en la blockchain de Ethereum, dio sus primeros pasos de la mano de Bitcoin. En 2015, un grupo de ingenieros argentinos encabezado por Esteban Ordano, Manuel Araoz y Yermel Jardi se propuso crear un mundo virtual descentralizado.
El primer prototipo, que ya utilizaba el nombre Decentraland, era bastante rudimentario. El mismo consistía de un sitio web con un mapa comunitario en 2D con píxeles coloridos; allí, cada usuario podía conectarse con su ordenador y comenzar a minar «tierra», un píxel a la vez. Y como todos veían el mismo mapa, cada persona podía elegir un color para identificar los píxeles que había minado.
El proyecto se frenó por poco más de un año, hasta que el renovado interés por la realidad virtual ayudó a que resurja la idea. El segundo prototipo se desarrolló a fines de 2016 y ya consistía de un mapa tridimensional creado con el motor gráfico Unity; pero la gran novedad fue que estaba radicado en su propia blockchain. Para ello, los desarrolladores hicieron un fork a partir de un nodo de Bitcoin. De esta forma, en lugar de utilizar las transacciones para enviar o recibir montos de la criptomoneda, crearon un método para transferir parcelas digitales.
Además, los usuarios podían crear escenas en el explorador 3D y serializarlas para posteriormente cargarlas a la cadena de bloques. Pero lo interesante también fue que Decentraland no se alejó de sus bases y mantuvo el concepto del minado de tierra de la versión original.