El síndrome de ovario poliquístico (SOP) es un trastorno endocrino que afecta super frecuente a las mujeres, pudiendo alcanzar a más del 10% de la población femenina a nivel mundial, y según criterios, en algunos países, esto incluso puede ser más elevado.
Así lo aclara en una entrevista con Infosalus el doctor Camil Castelo-Branco, doctor en Medicina y Cirugía, y catedrático de Ginecología y Obstetricia, así como ginecólogo en el Hospital Clínic de Barcelona.
Dice este experto que suele diagnosticarse durante la pubertad, alrededor de las primeras menstruaciones, ya que entre sus principales signos o síntomas se encuentran la alteración en los ciclos; si bien afirma que diferentes manifestaciones de este síndrome se pueden prolongar o aparecer a lo largo de toda la vida de la mujer.
Se trata de mujeres que durante la adolescencia pueden presentar una mayor afectación dermatológica que en otras épocas de la vida, según prosigue, con la aparición de acné, hirsutismo (vello por cara, pecho, abdomen, muslos), o cabello graso por ese exceso de andrógenos o ‘hiperandrogenismo’.
Asegura este ginecólogo del Hospital Clínic de Barcelona que habitualmente, aunque siempre hay excepciones, los síntomas del SOP pasan a ser de índole más metabólica conforme la mujer gana años, de forma que pueden desarrollar obesidad, resistencia a la insulina, riesgo de diabetes, o hipertensión arterial. «Son mujeres que al envejecer presentan un riesgo cardiovascular aumentado y con mayor probabilidad de infartos por ejemplo que el resto de la población», apostilla.
Un síndrome heterogéneo
A juicio del doctor, esto hace que la atención a las mujeres con síndrome de ovario poliquístico no solo sea responsabilidad del ginecólogo, sino que también pueda requerir la asistencia de un dermatólogo, o incluso la de un internista, un cardiólogo, o un endocrino ya en la edad adulta. No obstante, el doctor Castelo-Branco matiza que los ginecólogos serán la referencia de la mujer a lo largo de toda su vida.
«Es un cuadro muy heterogéneo por naturaleza. Hay muchos fenotipos, que van desde el patrón clásico de la mujer con trastorno de la regla que no ovula bien, con obesidad y sus complicaciones metabólicas e hiperandrogenismo; y en el otro, una mujer delgada con anovulación y ovarios con apariencia poliquística», remarca este experto.
Sobre el aspecto que tienen esos ovarios poliquísticos describe que se trata de ovarios aumentados de volumen: «No es que tengan quistes como tenemos en mente, sino muchos folículos en su interior (estructuras donde maduran los óvulos), y que inundan el ovario, siendo los responsables del cuadro clínico».
Posibles causas del SOP
Desde la Sociedad Española de Ginecología explican que las causas del SOP son desconocidas, si bien recalca que puede estar relacionada con factores genéticos, como la resistencia a la insulina, al aumento de los niveles de hormonas masculinas (andrógenos), y a factores medioambientales.
En este sentido, el especialista del Hospital Clínic de Barcelona coincide en que puede haber una base genética detrás, con una serie de genes que son facilitadores de este, mientras que también habría otros genes que son protectores frente al SOP; al mismo tiempo que habla de aspectos ambientales, no solo en el ambiente intrauterino en el que se desarrolle la mujer, sino también en el exterior durante la infancia y su vida adulta, y con un papel determinante en este sentido de los disruptores endocrinos, que pueden dar lugar a modificaciones epigenéticas en la paciente.
¿Siempre necesita tratamiento?
Con todo ello, el doctor Castelo-Branco manifiesta que no siempre necesitan tratamiento farmacológico las mujeres con SOP y que este debe individualizarse en cada caso, «es un traje a medida», que puede ir cambiando a lo largo de la vida de estas mujeres; todo dependerá de sus características y condiciones personales.
«Cada mujer tiene unas necesidades específicas y si es una chica joven con trastornos en el ciclo, sin deseo reproductivo, y múltiples manifestaciones de hirsutismo, los anticonceptivos suelen ser habitualmente los fármacos de primera elección. Estos hacen que los ovarios no produzcan andrógenos, regulen el ciclo menstrual, y se reduzcan las manifestaciones del hiperandrogenismo, como el hirsutismo y el acné», añade.
En el caso de una mujer con deseo reproductivo, este catedrático en Ginecología apunta en primer lugar a intentar normalizar su peso, seguir una dieta adecuada y ejercicio físico, con la que puede hasta en casi la mitad de los casos recuperar la regularidad en sus ciclos. Si no, señala que hay fármacos orales o inyectables que estimulan la ovulación, y que pueden favorecer ese embarazo. «El SOP no es sinónimo de esterilidad irreversible, y probablemente la mujer necesite de algún tratamiento para facilitar la ovulación y quedarse embarazada», apostilla.
Desde la Sociedad Española de Ginecología (SEGO) señalan en este sentido que las mujeres con SOP pueden estar predispuestas a la infertilidad dadas sus alteraciones menstruales, en muchos casos caracterizadas por una falta de ovulación.
Por otro parte, el doctor Castelo-Branco apunta que suelen ser embarazos de mayor riesgo, donde se puede desarrollar diabetes gestacional o hipertensión arterial en la gestación, así como dar a luz a fetos más grandes de lo que corresponde.
Complicaciones en el largo plazo del SOP
Con todo ello, el especialista del Hospital Clínic de Barcelona subraya que las mujeres con SOP en el largo plazo pueden presentar una serie de complicaciones como la diabetes, la resistencia a la insulina, la hipertensión arterial, pero también complicaciones cardiovasculares y oncológicas; concretamente, con un riesgo más elevado de padecer cáncer endometrio.
«Como consecuencia de la constelación de síntomas de los que hemos hablado, las mujeres con SOP son personas con una peor calidad de vida, una mayor incidencia de trastornos psicológicos como la depresión y la ansiedad, e incluso con trastornos de la sexualidad», concluye Castelo-Branco.