«¿Cómo llegaste a estar aquí?». La primera línea que Charley dice cantando en el musical Merrily We Roll Along, recién reestrenado en Broadway, es fácil de responder para quienes conocen a Daniel Radcliffe, el actor que eternamente estará asociado con Harry Potter, personaje que interpretó en ocho películas -todas muy taquilleras- y que lo hizo uno de los rostros más reconocidos y mejor pagados en las pantallas este siglo.
Pero Radcliffe no se ha quedado a vivir de la fortuna -unos 96 millones de dólares, después de impuestos y comisiones- que amasó interpretando al famoso mago desde los 12 años, una fama que lo llevó a dejar la escuela y continuar con tutores privados. Al contrario, su deseo de ser un actor respetado hizo que apenas comenzara la saga de Harry Potter debutara en el West End londinense, en 2002, y desde entonces no ha dejado de combinar el cine y el teatro.
Por supuesto que Broadway era una asignatura cantada: en Nueva York debutó aun siendo adolescente, con la obra Equus de Peter Shaffer, traída de Londres en 2008-09. Volvió con el musical clásico How to Succeed in Business Without Really Trying en 2011-12. Y siguió con dos obras más: The Cripple of Inishmaan de Martin McDonagh en 2014 y The Lifespan of a Fact (2018-19), de Jeremy Kareken, David Murrell, y Gordon Farrell.
Ahora regresa con Merrily We Roll Along, compuesto por el legendario Stephen Sondheim (1930-2021), una de las figuras más importantes del teatro musical del siglo XX desde su rotundo éxito West Side Story y a quien se le atribuye la «reinvención» de ese género en Broadway.
Merrily We Roll Along es un texto de George Furth –basado en una obra del mismo nombre de 1934– sobre la amistad de tres artistas sacudida por los vaivenes de la vida, los egos, las ambiciones, los éxitos, los fracasos y la incomunicación, con la peculiaridad de que la historia está contada en «retroceso»: de 1976 a 1957, entre Los Ángeles y Nueva York, lo que permite un final irónicamente optimista en contraste con un inicio cínico e infeliz: «Ya no somos tres… Ahora somos uno y uno y uno», dice con amargura Charley.
Notiespartano/Elnacional