La primera de las curiosidades sobre la virginidad es que incluso se habla de ella en términos de conservación y pérdida. Desde ese punto de vista, la primera relación sexual no sería el momento en que se abre la dimensión del encuentro físico íntimo con una pareja, sino la pérdida de un bien.
Así las cosas, ya hay toda una carga simbólica negativa frente a la virginidad. La pregunta es: ¿se pierde la virginidad o se inicia la vida sexual en estricto sentido? Existen muchas respuestas para ese interrogante y cada una depende, sobre todo, de ideas y creencias, muchas veces sin fundamento.
Lo cierto es que el tema de la virginidad está rodeado de un halo de tabú, porque el sexo también lo está en muchos entornos. Fue en la antigua Roma donde se empezó a dar una importancia capital al himen, símbolo universal de la virginidad femenina. Antes de esto, el tema no era tan determinante. Veamos otras curiosidades al respecto.
“Durante siglos su presencia solamente tuvo un valor simbólico que han pagado muchas mujeres; pero en la actualidad la virginidad ya no se considera un valor ni una garantía de pureza”.
-Anne de Kervasdoué-
Algunas curiosidades sobre la virginidad
La virginidad es un concepto completamente cultural y su función es la de clasificar. A un lado están quienes no han tenido relaciones sexuales y al otro los que sí.
Desde el punto de vista biológico, hoy sabemos que muchas mujeres nacen sin himen. Este es un tejido membranoso que está alrededor del orificio de la vagina y que no todas las niñas tienen al nacer. Ese solo dato echa por tierra muchos de los mitos que hay en torno a la virginidad.
Sin embargo, eso no es todo. Esa membrana llamada himen es sumamente frágil. No se requiere de mucho para que se rompa. Puede suceder durante la realización de un ejercicio vigoroso e incluso durante un examen ginecológico. Por lo tanto, asociar directamente el himen y la virginidad es dar un paso en falso.
En la Roma Antigua cobró fuerza la idea de que una mujer respetable debía llegar virgen al matrimonio. Se creía que si no era así, tal mujer sería muy propensa al adulterio. En los hombres, en cambio, era muy mal visto que no hubieran tenido relaciones sexuales apenas al salir de la pubertad. Parte del carácter dominante y conquistador de los varones debía probarse en los lechos de prostitutas, criadas y demás.
Otros datos sobre la virginidad
Está claro que la virginidad es un tema que siempre ha estado más asociado a las mujeres que a los hombres. Quizás por eso existe el mito de que un hombre siempre “sabe qué hacer”, incluso su primera vez. Esto no es cierto. Esa primera experiencia es un aprendizaje para cualquier ser humano. Nadie nace con el manual inscrito en el cuerpo.
Frente a la primera vez en las mujeres, también hay una gran cantidad de creencias falsas. Las siguientes son algunas de ellas:
- La primera relación sexual es dolorosa para la mujer. Es falso. Con una preparación y una lubricación adecuadas, no tiene por qué doler. De hecho, debería ser placentero desde la primera vez.
- Hay sangrado. Como ya lo explicamos, muchas mujeres llegan a su primera relación sexual sin himen. Así que esto no es cierto. Incluso, aunque haya himen, el sexo bien practicado impide el sangrado.
- Si la mujer tiene himen, este desaparece con la primera relación sexual. Es mentira. Algunas mujeres conservan el himen, incluso después de haber tenido sexo. Hay casos en los que esta membrana es muy flexible y no se rompe, sino con el tiempo.
- La masturbación elimina la virginidad. No es cierto. Como ya se explicó, el concepto de virginidad aplica para las personas que no han tenido relaciones sexuales con una pareja. Si esto no ha sucedido, continúa siendo virgen.
Más curiosidades sobre la virginidad
Otro dato curioso en torno a la virginidad es que el famoso derecho de pernada, o ius primae noctis, sí existió. Los que vieron la película Braveheart, o Corazón valiente, seguramente recordarán el tema. Este derecho consistía en la facultad que tenían los hombres poderosos de tener sexo con la novia, durante la noche de bodas, antes que el novio. El primero en hablar sobre el tema fue Heródoto, así que la costumbre era muy antigua.
Después, en la Edad Media, aparentemente se generalizó. El señor feudal “cobraba” este derecho a sus vasallos. Sin embargo, lo usual es que esto pudiera conmutarse por alguna módica suma de dinero. Así dejaban que la pareja viviera su noche de bodas sin la intervención de un tercero.