A las 6 de la mañana salimos de CEVAMAR con rumbo a la Piedra de Rivero en Macanao, donde esperaba al voluntariado de esta institución el Coordinador de Provita José Manuel Briceño. Por momentos hubo una desconexión comunicacional por la caída de la luz falló en las líneas. Perdimos 2 horas en el encuentro con el motorizado que no esperaría en la sede de Boca del Río y en ese ir y venir buscando orientación para encontramos con la gente de ese equipo nos tropezamos ya de regreso a Boca del Río nos encontramos con el funcionario asignado que era el encargado de guiarnos hasta la Piedra de Rivero espacio donde están los nidos de cotorras.
Llegamos al campamento cotorrero y empezaron los discursos de los participantes en la conversación de campo y fue José Manuel Briceño, el Coordinador de esta institución en Nueva Esparta el que se encargó de explicar de que se trata el proyecto y describió el trabajo que hace su equipo de voluntarios en los espacios de la Piedra de Rivero.
En esos espacios los voluntarios de Provita y los de Cevamar cruzaron experiencias y arrancaron los trabajos de campo con la elaboración de nidos virtuales en tubos pvc que alambre de gallinero y alambre de celdas pegados con cabillas, alambre y yeso forman los espacios para la reproducción de las cotorras. Con la pintura termina de dársele forma a unos nidos que se terminan de cobrar forma cuando los voluntarios rellenan con hojas que quebrahacho o cuica el corazón de los nidos virtuales. También con troncos perforados que se colocan en lo altos de los árboles y sostenidos por lianas o cabuyas se realiza un trabajo interesante que facilita a las cotorras su fase de alumbramiento.
Una vez armados los nidos virtuales vino el paseo por el circuito donde habitan las cotorras y donde el líder José Manuel Briceño y Jesús el Biólogo explicaban el nombre de cada tronco donde viven las cotorras, la vegetación que abunda en esos espacios y las costumbres de las cotorras para preservar la especie.
La lucha de los guardianes contra los depredadores humanos y contra los animales es parte de la incansable labor por mantener vivo el sueño de mantener protegida ala cotorra margariteña.
Sus cuantas noches con sus días tienen los cotorreros para mantener a salvo a los pichones y ese espíritu de sacrificio les viene de charlas interesantes usadas como soporte fundamental para garantizar un trabajo mágico que hace entender a la legión de voluntarios que si se pueden logar el sueño de salvar la especie de manos inescrupulosas que buscan los pichones para venderlos a precios irrisorios. Es de resaltar que la vocación de servicio, la entrega y el interés que tienen estos cotorreros llama la atención por su capacidad para vencer obstáculos y por sortear todo tipo de dificultades es parte de la pasión de estos hombres y mujeres que dedican parte de su vida a conservar la especie de cotorras.
El trabajo de campo que se hizo entre Provita y CEVAMAR fue dirigido a explicar la técnica para la fabricación de nidos artificiales que le permitan a las cotorras reproducirse en espacios fabricados por la mano del hombre para garantizar seguridad y confianza a las cotorras en su hábitat.
La presencia de Jonatan Rodríguez y Magaly Guedez de García en el campamento facilitó el trabajo y sirvió para inspirar los trabajadores de Cevamar en ese proceso de asimilar el amor por la especie animal, pues es evidente que la pasión por preservar la cotorra margariteña nació como una fortaleza que se ha ido sembrando en el corazón de los margariteños.
La experiencia cotorrera tuvo sus invitados espaciales por parte de Cevamar que llevó como voluntarios a la profesora Mildred Veliz, Presidenta del IASBTIENE y al Cronista Oficial de Nueva Esparta, Manuel Avila Rosa que también intervinieron en todo el proceso didáctico que implicó la recepción y el discurso de los expertos, la elaboración de nidos virtuales y el avistamiento propiamente dicho que llevó consigo el cuento de los depredadores y las luchas por la tierra con los latifundistas de este municipio.
Después de venir del avistamiento en el circuito de las cotorras se vino el almuerzo donde los voluntarios de ambos equipos cruzaron informaciones y se sentaron para dejar bien claro a inter actuar para dejar bien claro la responsabilidad con la Madre Tierra.
La lucha por preservar la especie es un largo periplo didáctico que busca comprometer a mucha gente en el oficio de sus batallas por preservar la cotorra margariteña. La lucha contra los depredadores humano y animales es una regla universal que implica como primer paso valorar, clasificar y levantar un estudio técnico para garantizar que la cotorra vivirá por años y que más nunca los depredadores volverán a intentar matar nuestras especies.
Seguirán Cevamar y Provita haciendo esfuerzos conjuntos para desarrollar que en los próximos gobiernos nos den la posibilidad de formar una policía ambiental que termine poniendo orden en este espacio que es una parcela de los insulares.
Grata experiencia que nos hizo ambientalistas por un día y que celebrando el Día de la Tierra nos hizo sentir en contacto con nuestra madre y le dimos gracias a Dios por darnos esta oportunidad de preservar el ambiente y proteger a sus distintas especies.
Encíclica/ManuelAvila