“Del último año no hay un dato específico. Aunque se espera conocer pronto junto con otros datos de la conducta sexual en España, los últimos resultados del estudio HBSC son del 2018 publicados por el Ministerio de Sanidad y que se actualizan cada 4 años”, aclara esta doctora en Ciencias de la Salud y añade: “Lo que sí parece que podemos afirmar es que la edad de inicio de las relaciones sexuales con penetración tiene una tendencia a producirse antes”.
En esta misma línea, Fernández menciona que la Sociedad Española de Contracepción (SEC) recoge que las mujeres nacidas entre 1971 y 1975 empezaron a mantener relaciones sexuales completas a partir de los 19 y 20 años; mientras que estudios más actuales muestran una tendencia a adelantar la edad de inicio, siendo en el año 2018 la media entorno a los 16,7 años. “La SEC en últimas publicaciones del año 2020 señala que la edad de inicio de las relaciones sexuales con penetración se sitúa en torno a los 15 años.
Este dato es apoyado por otros estudios locales y autonómicos, como el de la Asociació d´Infermeria Familiar i Comunitária (AIFICC) en 2021. A su juicio, se podría decir que la edad media en España del inicio de las relaciones sexuales con penetración es alrededor de los 15 años.
En cuanto a esa primera relación sexual entendida como el sexo con penetración, desde la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) explican a menudo “los adolescentes sienten una mezcla de curiosidad y miedo por su primer coito”, unas sensaciones que se unen a “la presión por parte de su grupo de amigos, amigas o de su pareja”. Asimismo, los pediatras de Atención Primaria recuerdan que los jóvenes deben iniciarse en el sexo cuando se sientan preparados ajenos a cualquier presión externa.
Estas son las razones del sexo precoz en adolescentes
Pero, ¿por qué los jóvenes se empiezan cada vez más pronto a tener relaciones sexuales? Como ya ha mencionado la AEPap, Fernández subraya que la presión de grupo de los compañeros para ser aceptados puede ser uno de los motivos: “Ello está relacionado con la autoestima del propio adolescente, del juicio valorativo hacia sí, sus valores y decisiones, que influyen en la asertividad en las relaciones sociales y en la seguridad que tenga a la hora de poner sus límites y a los demás”. En su opinión, para un adolescente lo que piense el grupo de sí mismo es más influyente que lo que opine un amigo en concreto.
Además, esta experta indica que aparte de la presión de grupo, a los jóvenes les influye cómo actúan otros semejantes y los valores de estos, dado que la adolescencia es también una etapa caracterizada por la imitación de aquellas personas que se perciben como iguales. “No obstante, no solo depende directamente del adolescente en cuestión; sino del contexto cultural hipersexualizado en el que nos vemos envueltos en el siglo XXI”, comenta Fernández.
“El acceso a la pornografía cada vez es más temprano, conllevando a una asimilación de prácticas sexuales mitificadas, no realistas y sobreestimuladas, basada en la perpetuación de roles de género, donde las asimetrías de género son fuertes. Pero no solo el acceso a la pornografía sería el riesgo, sino ese contexto hipersexualizado donde son constante los mensajes directos e indirectos en las redes sociales, medios de comunicación, medios de entretenimiento (TV, series, música…) donde los ideales románticos aún se dan y se fomentan, donde existen múltiples estímulos y elementos eróticos (solo hay que ver la publicidad de colonias)”, prosigue.
Con respecto a uso de pornografía por parte de adolescentes, según el estudio (Des)información sexual: pornografía y adolescencia elaborado por Save The Children, la edad media a la que acceden por primera vez a la pornografía son los 12 años. En este punto, la AEPap advierte que la mayor parte de la pornografía publicada en Internet normaliza conductas machistas, ejemplifica escenas de abusos sexuales y violaciones, así como se llevan a cabo prácticas de riesgos sin protección. Por su parte, Fernández reconoce que, aunque la mayoría de los adolescentes reciben formación en sexualidad, el 68,5% considera que es insuficiente, puntual y sin continuidad.
“Así, en diferentes encuestas se muestra que la mayoría de los adolescentes presentan falta de conocimiento en relación a la salud sexual. Y es que los mensajes que les transmitimos han de mantenerse en el tiempo y no tratarlo un día en concreto, sino de forma natural, diaria, pues el tema está ahí en nuestro día a día”, alega esta portavoz del Codem.
Educación sexual en adolescentes
Sobre qué mensajes se deben trasmitir a los jóvenes en materia de sexualidad, Fernández opina que deben centrarse en la positividad y seguridad consigo mismo a través de una comunicación verbal y no verbal teniendo en cuenta los nervios del adolescente, silencios, miradas e invasión de su intimidad. “La comunicación afectiva es la base para la transmisión de cuidados en la familia, pero es ampliable al contexto social”, apunta.
En su experiencia, se debe reforzar la confianza y la autoestima del adolescente porque una baja autoestima es riesgo para tener precozmente una relación sexual completa. “Los mensajes han de estar dirigidos a qué es el sexo: como forma de comunicar, dar y recibir afecto de forma respetuosa, a la vez que placentera. Por tanto, es un acto de respeto, donde la persona ha de conocer sus límites y ponerlos y respetar los de la otra persona”, explica.
Además, esta enfermera recuerda trasmitir tranquilidad ante la situación sin presiones autoimpuestas o externas, valorando que debe haber placer, libertad y no obligación. “Así, es importante trabajar con el/la adolescente la habilidad en la toma de decisiones que va muy ligada a su psicodesarrollo y autoconfianza. No todos los adolescentes son iguales, ni se desarrollan al mismo ritmo y es importante adaptar el mensaje a ellos/as”, enfatiza.
En cuanto a la toma de decisiones, es importante estar seguros de los actos que se decide llevar a cabo, sin olvidar las medidas de protección necesarias para mantener sexo seguro que evite embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual. “Por supuesto, alejarnos de mensajes de miedos, negativos y restrictivos. Siempre los mensajes desde lo positivo, sea para la seguridad o aumentar su autoestima y confianza y reforzarles en las decisiones: no decidir que “me toca porque el resto ya ha dado el paso, porque llevo tiempo con mi pareja, por miedo a que me dejen, porque es un trámite más, etc.”, insiste Fernández.
Responsabilidad afectiva en adolescentes
La educación sexual no se reduce a prevenir embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual, sino también a preparar al adolescente para el sexo en el ámbito psicológico y social. En este punto, es esencial tener responsabilidad afectiva cuando se comienzan a tener relaciones sexuales y que supone establecer una responsabilidad y confianza con otra persona de forma mutua.
“Para eso precisamos de un nivel madurativo psicológico, social y emocional suficiente que permitan evaluar el impacto en nosotros y en el otro de nuestras palabras, mensajes, actos, etc. De esta forma, muchos miedos, culpas, frustraciones se evitarían en la etapa adolescente”, sostiene Fernández y añade: “Por ello, la educación sexual ha de estar basada en la afectividad y el respeto, como se ha dejado ver anteriormente, para disfrutar de una sexualidad saludable al comienzo y a lo largo de la vida”.