Aquí los únicos preocupados por la realización de las primarias son los agentes del gobierno que angustiados por lo que puedan resultar de las primarias le meten leña al fuego, tratan de desacreditar un proceso que según ellos no los afecta en nada. Es rara la preocupación de los estrategas del gobierno por un proceso que según ellos no lo afectan para nada.
Por eso llama poderosamente la atención esa insistencia de Elvis Amoroso, presidente del CNE para supervisar y tomar parte en los comicios del 22 de octubre.
Se dieron cuenta que se equivocaron porque con ellos participando en las elecciones era fácil quitarle el maillot de la carrera a la candidata que tiene más de 50 puntos en las encuestas.
Se equivocaron en la jugada y cuando llega Amoroso al mandato en el CNE cuando se da cuenta que para detener ese ferrocarril que representa María Corina Machado no lo puede lograr solo con una simple inhabilitación administrativa que no es avalada ni siquiera por los organismos judiciales competentes porque no hay argumentos para detener a la candidata que le quitó la popularidad al régimen.
No es un secreto para nadie que el gobierno bajó en las encuestas a ras del piso y que el presidente Maduro no llega al 10 % porque la gente no quiere a su gobierno por sus malas políticas.
Han sido 24 años de un largo período de gobierno que lejos de los altos niveles de burocracia y de corrupción que han generado una crisis económica descomunal que terminó convirtiendo a Venezuela en uno de los países más pobres de Sudamérica y del mundo.
A Venezuela se le vino el mundo encima al comprometerse económicamente con países como China y Rusia al obtener sumas astronómicas en préstamos internacionales maquillados en convenios que ninguna repercusión han tenido en el país.
De aquellos camiones de la Operación Barrio Tricolor que rodaron por todo el país no quedan sino esqueletos chatarras, de las misiones nada queda y de la crisis nacional mucho hay que decir que incluye los hospitales, la educación primaria, secundaria y universitaria vuelta hojas, de los servicios todo está destruido y del hambre nacional ni se diga porque la gente anda muriendo de hambre por todos lados.
Po eso se produjo la migración más grande de la historia democrática de más de 8 millones de venezolanos que se fueron del país por no tener trabajo o por los sueldos de miseria que se enquistaron en un organismo macabro llamado Onapre.
Esa es la tragedia de un país que después de tener a PDVSA como la industria insignia nacional, ahora tiene un parapeto que solo produce perdidas a la nación y que parece una quincalla que vende pollos, verduras, cemento, etc.
La preocupación del gobierno es válida por razones de estrategia política y andan preocupados porque las inhabilitaciones no están sustentadas jurídicamente y no tienen el soporte necesario para darle la cara al país y menos mostrar al mundo que están cometiendo una arbitrariedad usando los mecanismos jurídicos ilegales.
Esa es la angustia de un gobierno que en vez de ocuparse de gobernar estar pendiente de gobernar de meterse en el los problemas internos de la oposición para dar aplicabilidad al legendario precepto “divide y vencerás” como táctica para preservar el poder.
Eso tiene lógica y validez a la hora de ganar elecciones, pero el núcleo de este juego político perverso los lleva a equivocarse ante los ojos de los venezolanos que con esa crisis que lo agobia quiere cambios en el gobierno y están dispuestos los ciudadanos de este país a votar para cambiar la realidad nacional.
Esa es la verdadera angustia de los enemigos de las elecciones primarias porque temen a que la gente salga a votar contra viento y marea para dar la lección de su vida no solo al oficialismo, sino a una oposición que no termina de entender que tres es mayor que dos y que hay que respetar la voluntad del pueblo que tiene la ola emocional a millón y no acepta a candidatos con menos de 1% aspirando a ser abanderados presidenciales.
Esa es parte de las locuras de partidos con tradición que tienen candidatos sin conexión con la gente y los tienen en la parrilla de salida esperando que se caigan los candidatos más sólidos para recoger las migajas del festín de Baltazar.
La situación es tan atípica que la candidata que tiene la simpatía nacional no cuenta un trabuco de partido, pero tiene a un pueblo venezolano que la considera como su opción para salvar al país.
Por ahora la angustia crece en el bando oficialista y sus equipos solo tienen como objetivo desacreditar las elecciones primarias como primer intento para evitar que la gente se manifieste por cualquier vía contra un gobierno que aniquiló al país con sus políticas alejadas de la trascendencia nacional.
Venezuela está más clara de lo que creen los oficialistas y los opositores aliados del gobierno y enemigos de la salvación nacional, pues los resultados de las primarias marcarán el rumbo del futuro nacional.
En ese capítulo no necesitamos de los pesimistas, de los simplones que tienen rato haciendo análisis descabellados y de los ciudadanos que no terminan de entender que la Venezuela democrática exige un alto grado de madurez para entre todos poner fin a esta tragedia que mantiene al país de espaldas a la realidad.
Ahora con la renuncia de Capriles ante la posibilidad que María Corina la dé la paliza de su vida es un claro indicativo que la oposición marcha a tientas en unas primarias que ya tienen ganadora en el sentimiento nacional y eso lo saben opositores y maduristas.
Es una renuncia encubierta en jugadas perversas que demuestran el escaso compromiso con el país y su negación a interpretar el sentimiento de la gente.
Esa angustia del 22 de octubre ya está pasando y cada venezolano tiene la responsabilidad de utilizar su voto para apoyar la ruta de la salvación nacional.
Vamos a ver para que servimos o si solo son cantos de paraulatas y colibríes.
Encíclica/ManuelAvila