Neptuno se encuentra a 4.500 millones de kilómetros del Sol. Es el octavo planeta en distancia respecto al Sol y el más lejano del sistema solar. Podríamos pensar que, por tanto, Neptuno es el planeta más frío del sistema solar. Sin embargo, aunque es uno de los gigantes helados, no ostenta el título a planeta más gélido de nuestro sistema solar.
Ese honor es para Urano.
¿Cuál es el planeta más frío del sistema solar?Midjourney/Sarah Romero
El espacio es un lugar muy frío
Hay lugares donde no hay prácticamente nada que absorba la energía procedente del Sol. El espacio está a un promedio de -270,45 grados Celsius, lo que significa que está muy poco por encima del cero absoluto, donde detiene el movimiento molecular.
Nuestro protagonista, Urano, está «sólo» unas 20 veces más lejos del Sol que la Tierra y la temperatura más baja registrada es -224 grados centígrados.
¿Cómo es que Urano es más frío que Neptuno si está más cerca del Sol?
Desde una distancia promedio de 2.900 millones de kilómetros) Urano está a 19,8 unidades astronómicas del Sol. Una unidad astronómica (abreviada como UA) es la distancia del Sol a la Tierra. Desde esta distancia, la luz solar tarda 2 horas y 40 minutos en viajar del Sol a Urano.
Aunque ambos (Neptuno y Urano) están demasiado lejos del Sol para registrar algo de calor, un poco de él proviene del núcleo del planeta. La salvedad aquí es que la otra fuente de calor viene del metano en la atmósfera, que en el caso de Neptuno, tiene más metano en la atmósfera que Urano, de ahí que Neptuno pueda mantenerse un poco más cálido que Urano.
La atmósfera de Urano está formada principalmente hidrógeno y helio, con una pequeña cantidad de metano y trazas de agua y amoníaco. El metano, no solo representa una de las pequeñas fuentes de calor del planeta, sino también le otorga su característico color azul.
La historia de su descubrimiento
Tenemos que remontarnos al siglo XVIII, una época en la que los astrónomos comenzaban a utilizar telescopios más sofisticados para observar los cielos. En 1781, el astrónomo británico William Herschel estaba realizando sus propias observaciones con un telescopio casero cuando observó un objeto en el cielo que nunca antes había visto. Inicialmente creyó que este objeto era un cometa, pero después de más observaciones, se dio cuenta de que era algo mucho más significativo. Había encontrado un planeta. Lo estudió con más detalle y acabó bautizándolo como “Georgium Sidus”, en honor al rey Jorge III de Inglaterra, pero el nombre parece que no gustó demasiado al resto de la comunidad científica y finalmente decidieron nombrarlo Urano, en honor al antiguo dios griego del cielo.
Este hallazgo fue innovador por diversos motivos: fue el primer planeta descubierto desde la antigüedad; también fue el primer planeta en ser identificado a través de un telescopio, lo que lo convierte en un logro significativo para la astronomía. Y, por último, reveló que había más planetas en nuestro sistema solar de lo que se pensaba anteriormente, y que aún quedaba mucho por aprender sobre nuestros vecinos celestiales. De hecho, gracias al trabajo pionero de Herschel, sabemos que hay mucho más en nuestro sistema solar de lo que parece, y que aún nos queda mucho por aprender sobre el universo que habitamos.