Sigue siendo muy difícil datar en qué momento de la historia de la humanidad se materializó uno de sus inventos más importantes que se han hecho: la rueda. Poco importa el cuándo o el dónde, lo importante es qué ocurrió.
La rueda fue de gran utilidad en la elaboración de alfarería, en el transporte terrestre y como componente fundamental de máquinas. Sus múltiples usos han sido esenciales en el desarrollo de algunas de las construcciones más colosales del mundo, así como de máquinas más complejas que cambiaron el curso de la historia, como las de vapor.
El secreto de su versatilidad y de su importancia reside en su forma circular. Sin embargo, en pleno siglo XXI, esta forma continua y perfecta tiene un rival inesperado: el cuadrado.
Era impensable imaginar que el cuadrado, con sus lados rectos y sus esquinas puntiagudas, podría hacer las veces de un círculo. El ingeniero Sergii Gordieiev se ha empeñado en demostrar lo contrario, poniéndole a una bicicleta dos “tramposas” ruedas cuadradas.
Inspirándose en el diseño de un videojuego, Sergii decidió probar si las ruedas cuadradas funcionarían para impulsarlo hacia adelante en su bicicleta, y de qué manera lo logró. Para conseguirlo, Gordieiev construyó un canal sobre la rueda que se activa al pedalear mientras esta permanece inmóvil.
Este concepto funciona completamente en lo formal y, aunque el ingeniero reconoce que crear e instalar ruedas cuadradas en una bicicleta ha sido uno de los proyectos más locos que ha ideado, en el fondo sabe que su funcionamiento sigue debiéndose a la forma más perfecta que sigue existiendo. Ya sabéis cuál es.