Llegó el frío y con ello no solo las alergias y resfriados, también la piel comienza a pasar factura, sobre todo en aquellas personas de pieles sensibles.
No solo el aumento de las temperaturas puede causar daños en la dermis, cuando ésta se expone a condiciones externas adversas como el frío, el viento y la humedad también sufre.
Impacto del frío sobre la piel
Cuando la llegada del frío es inminente la humedad del aire desciende y el ambiente se vuelve más seco, y esto provoca que la epidermis se altere por el efecto de deshidratación.
Cabe acotar que, dependiendo de la genética, el tipo de piel y el nivel de exposición que tengas, puede verse más o menos afectada la piel.
En este sentido, los dermatólogos señalan que los cambios en temperatura y niveles de humedad son los principales factores que afectan la piel, por lo que es necesario ajustar la rutina diaria para asegurar su cuidado.
Explicación científica
El frío causa vasoconstricción en los capilares de la piel y los capilares se contraen disminuyendo la irrigación.
Es decir, cuando esto ocurre, no llega suficiente oxigeno ni nutrientes a las células de la epidermis, dejando la piel con un aspecto apagado.
Se retrasa el ciclo de la renovación celular y se acumulan las células muertas impidiendo que la secreción sebácea natural de la piel llegue a la superficie para lubricar y nutrir la epidermis, dejando la piel seca y sensible.
Así se ve la piel
Puede que con el paso de los días y con la ola de frío tu piel comience a sufrir las consecuencias y se vea:
– Enrojecida
– Irritada
– Con grietas
– Se descame
– Sufras de picor, ardor o escozor
¿Qué hacer?
Así como te abrigas para evitar que frío pueda afectar tu salud, es necesario que apliques sueros que atraigan la humedad como los que contienen ácido hialurónico.
De igual manera, una vez aplicado el sérum, aplicar un aceite facial por todo el rostro y una crema corporal, y finalizar con una crema nutritiva que ayude a proteger la dermis y retener la humedad.