Confianza es lo que se siente, diríamos, en la mayoría de los insulares. Negarlo, desde luego, es tarea de los recientemente derrotados.
Pero ojo, la referencia es a quienes, habiendo fracasado estruendosamente en el gobierno regional, querían reelegirse y se encontraron con un muro de frente.
Porque muchos del ala oficialista entendieron y aceptaron, salvo los que hace poco llegaron a la isla, que el triunfo de Morel era imparable.
Lo que se afirma del sentimiento favorable del pueblo hacia el líder de la democracia insular, nuevamente en el timón de la nave Nueva Esparta, que zarpó con norte franco, claro y fijo, es fácilmente comprobable. Se da y crece a diario, -así lo reflejan los rostros alegres de la gente en todas partes-, porque es desde siempre la conducta única que el capitán ha demostrado desde hace ya más de sesenta años, militando en la política, la verdadera, la que busca beneficiar en todo a los neoespartanos.
Es importante destacarlo, sin duda alguna. Porque en ese sentimiento influyen muchos factores que, en conjunto, acaban demostrando la realidad de lo que se palpa, de lo que está ahí, en el corazón de los ciudadanos; se les ubique en cualquiera de los niveles sociales y representen algunas posiciones de poder, de representación importante en los sectores que integran la sociedad insular. Pero es así, no se puede negar.
Mejor, debe aplaudirse, puesto que demuestra, con mucha firmeza -dejando lejos cualquier viso de envida y resentimiento- que denota, de plano, que el pueblo no olvida la tarea cumplida por Morel en las ocasiones que fue llevado por el voto, a la Gobernación.
Queda demostrado que el pueblo agradece a quienes sí trabajan en su nombre, les tienen fijos en la memoria y les respaldan.
Hay confianza en que, empeñando su palabra, como formalmente lo hizo, la está honrando. Fe, en que así será y está dispuesto a colaborar para que su promesa de regresarle a Nueva Esparta el progreso y desarrollo que perdió, por culpa de dos gobernadores francamente indolentes, será una realidad.
Y la esperanza, que no se perderá esta vez, como sucedió en el reciente pasado, renace y deja ver un crecimiento muy positivo que, salvo la cada vez más ínfima minoría de los que no quieran verlo y menos escuchar lo que el pueblo está diciendo, el resto de tirios y troyanos lo está reconociendo.
Hay honestidad, eficiencia y confianza en su gabinete.
La obra de gobierno, de total acuerdo con la problemática existente, porque su planificación se enmarcó en la realidad presupuestaría, se va a cumplir. No habrá tropiezos, pues se empinará sobre las dificultades y se atenderá con eficacia. Morel Rodríguez Ávila, lo tiene bien claro.
Por eso no pierde tiempo y sus instrucciones son precisas. Sabe perfectamente que sin servicios públicos eficaces, no habrá progreso; que sin una buena educación, no podrá la población escolar aprender; que la juventud que desea ir a la universidad requiere de ayuda, y se apoyará mejor en la Fundación de Becas Jesús Manuel Subero; que la pobreza reina en las Islas y por eso su gobierno le declaró la guerra; que el salario de la masa laboral pública no alcanza y requiere reforzar sus planes sociales, como la bolsa alimentaria, el Tren de la Salud, las pólizas HCM; los créditos a pescadores, a campesinos, a transportistas.
En fin, y no se miente, al decir que, con confianza, fe y esperanza, Morel marcha, y acompañado de multitudes, hará un buen gobierno, regresándole finalmente a Nueva Esparta su anhelado progreso y desarrollo. Denlo por seguro.
AngelCiroGuerero