Los centros de votación para las elecciones municipales y regionales de Chile cerraron este sábado y volverán a abrir el domingo a las 8:00 hora local (12:00 GMT) para unos comicios que están considerados un termómetro de las presidenciales de 2025.
La primera jornada de votación transcurrió con normalidad, aunque se registraron largas filas debido a que el tiempo de votación es alto por el gran número de cargos a elegir: 345 alcaldes, 16 de gobernadores, 2.252 concejales y 302 consejeros regionales.
Las elecciones se desarrollan con tranquilidad y espíritu cívico
«Las elecciones constituyen encuentros de la comunidad, que habitualmente se desarrollan no solo con normalidad y tranquilidad sino con espíritu cívico. Hoy no ha sido la excepción», dijo en rueda de prensa el subsecretario del Interior, Luis Cordero.
El director del Servicio Electoral de Chile (Servel), Andrés Tagle, explicó en otro punto de prensa que las urnas serán selladas y custodiadas por la noche por las Fuerzas Armadas y otros funcionarios.
Tagle adelantó además que la cantidad de votantes que acudieron esta primera jornada a votar es «importante».
Se trata de las primeras municipales y regionales realizadas con el nuevo sistema de voto obligatorio, reestablecido en 2022 después de diez años de participación voluntaria, y se espera una participación cercana al 80 %.
Las elecciones se celebran en un ambiente de gran crispación política y están marcados por el aumento de la delincuencia y por distintos escándalos que salpican tanto al oficialismo como a la oposición de derecha.
El Gobierno del progresista Gabriel Boric, integrado por una amplia coalición que concurre unida a los comicios, medirá en las urnas su gestión de la crisis de inseguridad y de la denuncia por presunta violación contra el exsubsecretario del Interior Manuel Monsalve, hasta la semana pasada uno de los políticos mejor evaluados y cuya renuncia ha abierto fisuras en el oficialismo.
La oposición, en cambio, acude muy fragmentada, ya que no se logró un acuerdo entre la derecha tradicional de Chile Vamos y la ultraderecha del Partido Republicano.
Chile Vamos tratará de contener una posible fuga de votos a Republicanos por distintos escándalos de corrupción que le han afectado en los últimos tiempos, en especial el «Caso Audios», una megatrama de tráfico de influencias que ha salpicado hasta la Corte Suprema y de la que aún no se conocen todas sus aristas.
Notiespartano/EFE