El sustantivo “Canillera” es una palabra común en el léxico gallístico margariteño y en el libro “Historia Vivencial y Coloquial Margariteña” aparece definida así “Daño, maldad, perjuicio, broma.
Espuelazo que recibe un gallo en la pata durante la riña. Ejemplos; “Los hombres de Pancho Antolín del Campo le proporcionaron una canillera a las tropas del General Morillo en la faldas de Matasiete”…
“En el Diccionario del habla actual de Venezuela” aparece definida esta palabra como “f1 En una pelea de gallos, espolonazo que recibe un gallo en el muslo en el tarso. 2. Ll coloq Broma que se le hace a una persona. //. dar – Zul coloq Acobardarse una persona al verse perdido frente a una situación”.
La palabra “Canillera” viene de “Canilla” f1 coloq Pan de forma alargada de estilo francés. “coloq Pierna, especialmente cuando es muy flaca, de una persona. //f// adj 3. Variedad de arroz que tiene un porcentaje muy pequeño de granos partidos”.
La relación semántica de la palabra “Canillera” que es un derivado de canilla indica que es un espuelazo directo a la pierna que deja renco al gallo y lo pone en condiciones de minusvalía frente a su contendiente.
Por eso en medio de la pelea de gallos los apostadores gritan “le dio una canillera”, “Apuesta con confianza que tiene una canillera”. Y es que la canillera también es muy sangrienta y deja al gallo brotando mucha sangre por esa herida que también resulta mortal.
En el habla común del venezolano sobre todo en los pueblos la palabra “Canillera” ha cobrado fuerzas para aplicarla en términos beisbolísticos donde los fanáticos para expresarse sobre su rival dicen “Anoche Caracas le propinó una canillera al Magallanes, “Este domingo seguro que Guaiqueríes le dará una canillera a Trotamundos” o lo que apareció en una oportunidad en el Diario Meridiano “La canillera que le propinó Caracas al Magallanes fue de terror”.
En el mundo gallístico es donde es más común el uso del sustantivo “Canillera” porque son los galleros los que patentaron esta palabra para aludir a la situación cuando un gallo recibe un espuelazo en una de sus patas y que lo hace renquear o arrastrar una de sus extremidades lo que lo deja en condiciones de minusvalía ante su rival.
Por eso el grito de los galleros cuando el rival está disminuido físicamente “A centavo doy, doy al partir” porque ven diezmadas las condiciones del rival de su gladiador.
Una vez escuché a un compañero de clase decir en el Liceo Nueva Esparta con respecto a salir aplazado en Matemática “Me volvió Guareque a dar otra canillera” para aludir a que una vez más lo aplazó el profesor Malavé.
En otra oportunidad escuché a Ramoncito Fermín el profesor de Castellano decir para referirse a la victoria de su liceo Rísquez contra el Liceo Nueva Esparta “Por fin le dimos una canillera al Nueva Esparta y a Juan Rodríguez” Para referirse al triunfo del Rísquez una vez más en voleibol contra su eterno rival de los juegos profesorales.
Es posible que porque los gallos de pelea tienen las patas flacas el hablante establezca una relación semiótica entre canilla y canillera para aludir a un tiro de los tantos que se aplican a los espuelazos de los gallos que se traducen en canillera o morcillera.
Entre los jugadores de caballos que es otra variante de envite y azar que han proliferado en Margarita en el último cuarto de siglo también trasladan la palabra “Canillera” para referirse a la pérdida en los remates de caballo y en una oportunidad escuché al Águila Negra, Tobías Mendoza que es completo gallero y jugador de caballos decir para referirse a la perdida de dinero en el remate “Ayer me dieron una canillera” para aludir a que había perdido poco en el remate porque la canillera es uno de los tiros de los gallos que menos daño hace a la humanidad del animal que también sangra a borbotones con esa herida, porque el tiro de morcillera es mortal porque es una herida en el cuello que hace desangrar al animal.
En la Guerra de la Independencia también se usó el término canillera entre los patriotas “El General Francisco Esteban Gómez le propinó una canillera a Morillo en Matasiete”.
En otra oportunidad le escuché decir al cronista Nicanor Navarro cuando tuvo el encontronazo con Augusto Hernández y con los chavistas de Margarita por sus crónicas publicadas en el Diario La Hora con los nombres de “Bello y Bolívar” y “Páez y Bolívar”, donde el Cronista de Nueva Esparta desmitificó a Bolívar de sus aires de semi dios y lo presentó ante el pueblo de Nueva Esparta en carne y huesos con sus virtudes y defectos “A Augusto y su espaldero Walter Castro le di una canillera”. Esa frase la utilizó el Cronista de Nueva Esparta para referirse a la derrota que en el plano comunicacional le propinó al binomio de oro que escribían en El Sol de Margarita.
En el mundo de la política es de uso frecuente la palabra canillera y cuando Chávez le ganó a la oposición se escuchó entre los hablantes margariteños frases alusivas a canillera y morcillera.
A Juan Luna el Comandante Juan lo oí en una oportunidad gritar a todo pulmón “le volvimos a dar una oposición a la oposición” y recientemente escuché en boca de Laiter Rosas por los resultados del 28 de julio “Ahora si nos dieron una canillera de verdad”.
Con estas muestras de los hablantes se expresa que la palabra “Canillera” es parte del lenguaje insular donde lo usan con propiedad no solo los intelectuales, los historiadores y los estudiosos del idioma al metaforizar o usar en lenguaje enrevesado para referirse a una derrota propinada en cualquier acontecimiento político, deportivo, del envite y el azar y en cualquier actividad donde los seres humanos interactúan.
De esa forma la palabra “Canillera” se ha popularizado y cualquier hablante de estrato social o profesional sueltan sus oraciones para referirse a esta palabra como un sustantivo que dibuja una derrota en cualquier escenario y por último escuche en estas pasadas elecciones “Aquí le dieron una canillera al favorito de la contienda electoral”, lo que indica que la canillera es no solo un término lingüístico, sino una palabra comodín para aludir a un golpe mortal en cualquier escenario de vida.
Encíclica/ManuelAvila