El placer sexual puede ayudarnos no solo a sentirnos más felices sino a sentirnos mejor por dentro y a tener una mayor energía en nuestro día a día. Pero como en todo, hay que saber cómo aplicar esa satisfacción o placer sexual durante y después de mantener relaciones sexuales a nuestro ritmo diario y que se transmita a nuestra vitalidad.
Se trata de reconectar con el interior de nuestro cuerpo y sentir que esa energía nos llena y nos hace sentir más felices y plenos y con más ganas de afrontar todo lo que se nos ponga por delante.
Los beneficios del sexo son muchos y tienen mucho que ver con el lado físico así como con la salud mental. Entre las cosas buenas que aporta tener una actividad sexual satisfactoria y saludable se encuentran desde la quema de calorías durante el acto sexual a un fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico que hace que estemos más a salvo de infecciones y virus indeseados.
Pero es que además fortalece el corazón y regula la presión arterial; mejora el aspecto de la piel y del pelo haciendo que se vea más fuerte y brillante; ayuda a prevenir el cáncer de próstata; reduce la sensación de dolor (es un buen aliado contra las dolorosas migrañas) y hace además que liberemos tensiones y como consecuencia se produzca una reducción en los niveles de estrés. Estar cerca de otra persona nos ayuda a relajarnos, reduce la ansiedad, aumenta la autoestima y la sensación de felicidad. Está demostrado que el sexo reduce la segregación de cortisol, conocida como la hormona del estrés.
Placer sexual y energía
Existen algunos pequeños trucos que nos pueden ayudar a conectar el placer sexual con nuestra energía vital. Megwyn White, directora de Educación de Satisfyer y sexóloga clínica certificada nos da algunas claves para conseguirlo sin demasiado esfuerzo y de una forma natural.
El sueño es el mejor reset. Dormir es muy importante para el deseo sexual. No sólo es importante para la reducción del estrés y la salud inmunológica, sino que también permite que las hormonas se repongan. Mientras duermes, aumenta la testosterona, una hormona clave para aumentar la libido. De hecho, la testosterona se produce principalmente durante el sueño, por lo que el sexo matutino es siempre una buena opción, ya que los niveles de testosterona son más bajos cuando a la hora de ir a la cama y alcanzan su punto máximo por la mañana.
La testosterona es una hormona absolutamente esencial para tener una libido alta, así como para la función eréctil y la salud sexual en general. La falta de sueño puede afectar en gran medida a la respuesta sexual femenina, ya que también es importante para los receptores de dopamina. La falta de sueño inhibe los receptores de dopamina adecuados, lo que a su vez puede afectar al deseo y la motivación de querer tener sexo, así como a la respuesta orgásmica.
Tres sencillos consejos para dormir mejor:
- Apagar los teléfonos móviles y las televisiones al menos dos horas antes de acostarte, ayudará a tu cuerpo a producir melatonina por la reducción a la exposición a la luz azul, por no hablar del estrés mental que suelen provocar los correos electrónicos o las redes sociales. De hecho, según un estudio realizado por Bayer, la libido de las mujeres disminuye hasta un 25 por ciento con el uso prolongado de los smartphones.
- Intenta irte a dormir a la misma hora. Muchos expertos en sueño recomiendan que la hora de irse a la cama sea constante para reforzar la disposición a dormir y para que el cuerpo sepa que ha llegado la hora de desconectar.
- Los abrazos no sólo aumentan la intimidad, sino que también ayudan a reducir el estrés gracias al aumento de oxitocina que se obtiene del contacto cercano con la pareja. La oxitocina es también un precursor de la melatonina, que es clave para dormir bien. Por no hablar del hecho de que, durante el abrazo, también se puede acariciar la piel y el pelo de la pareja mientras percibes su aroma, lo que aumenta el deseo sexual. Dicho esto, mantén los abrazos a raya con los momentos de sexo, es decir, no hagas de los abrazos un sustituto del sexo. Los mimos después del sexo son imprescindibles y te ayudarán a experimentar los beneficios del resplandor después del sexo.
Crea un ritual de masturbación. Dedicar un tiempo a la masturbación es una forma estupenda de ayudar a tu cuerpo a restablecerse y de reconectar con él directamente a través del placer. Cada vez que te masturbas aprendes algo nuevo sobre tu cuerpo que puedes compartir con tu pareja o simplemente integrarlo en tus relaciones sexuales. La masturbación también tiene muchos otros beneficios, como mejorar el estado de ánimo, favorecer el equilibrio hormonal, reducir el estrés, favorecer el sueño y aumentar la confianza en uno mismo.
Cuando se combina la masturbación con el mindfulness, los beneficios se potencian aún más. Para ello, puedes incorporar al ritual un audio de meditación erótica, o simplemente prestar más atención a tu respiración y al ambiente, introduciendo elementos como la iluminación y los aceites esenciales, que invitarán a tus sentidos a estar más presentes y disponibles.
Meditar, conectar con la naturaleza y desconectar del trabajo. Cuanto más nos desconectemos del estrés, más deseará nuestro cuerpo el sexo. Meditar, dar un paseo por la naturaleza o simplemente tomar un baño pueden ayudar a «no hacer nada» y relajarse. La mente puede quedar atrapada en un ciclo que refuerce la angustia, lo que puede interferir en el flujo y el rendimiento sexual. Desconectar y reducir la velocidad ayuda a nuestro sistema nervioso a aprender a recibir placer como base.
Cuanto más practiques la recepción, más fácil te resultará. Dedica un tiempo específico a desconectar y a conectarte al flujo vitalizador de no hacer nada y experimentar el lado más tranquilo de la vida. Tu cuerpo te lo agradecerá haciéndote saber que está a salvo y que el sexo no es una tarea, sino un placer que hay que disfrutar al máximo.