En nuestras consultas de la Clínica Dermatológica Internacional y del Hospital Ruber Internacional cada vez vemos más cáncer de piel. Y si analizamos las estadísticas comprobamos que la mortalidad de la mayor parte de los cánceres de otras partes del cuerpo (colorrectal, mama, pulmón…) está disminuyendo y sin embargo la mortalidad por melanoma maligno, que es el cáncer de piel más agresivo, está aumentando.
Quién tiene más riesgo
Las personas que tienen más tendencia a padecer cáncer de piel, y más concretamente melanoma maligno, son las que:
- Tienen antecedentes familiares de cáncer de piel.
- Son muy blancos o pelirrojos.
- Tienen muchos lunares.
- Han tenido quemaduras solares en la infancia.
- Tienen nevus congénitos, es decir, lunares oscuros desde el nacimiento.
- Han tomado muchos rayos UVA.
- Tienen los ojos claros.
Signos de alarma en los lunares
Muchos cánceres de piel derivan de un lunar que se ha hecho maligno. Los dermatólogos insistimos mucho en el ABCDE de los lunares para reconocer cuando un lunar puede ser sospechoso:
- A de asimetría, lunares que no son simétricos.
- B de bordes, lunares con bordes irregulares.
- C de color, lunares con zonas de color oscuro y zonas de color claro.
- D de diámetro, lunares de más de 0,6 cm.
- E de evolución, lunares que evolucionan, que cambian de tamaño, color, que sangran, etc.
De todos estos signos de alarma, el dato más importante es el de la EVOLUCIÓN: un lunar que cambia siempre debe ser revisado por un dermatólogo.
Muchos lunares atípicos benignos muestran alguna característica ABCD, pero generalmente no la E. Son estables. Cuantas más características ABCD estén presentes en un lunar y, sobre todo, cuanto más inestable se muestre con el paso del tiempo, mayores las probabilidades de que sea un melanoma.
Sistema de dermatoscopia digital para hacer los mapas de lunares.
Qué hacer si un lunar cambia
Ante un lunar con algún dato positivo para la regla ABCDE lo mejor es consultar con un dermatólogo. Lo preferible es mirar ese lunar con dermatoscopia (sistema óptico que permite ver el interior del lunar), y decidir si admite vigilancia o debe ser extirpado y analizado.
Algunos estudios indican que la detección por el dermatólogo se asocia a un mejor pronóstico, ya que la detección por el propio paciente suele indicar que es un tumor de mayor tamaño (probablemente por ello le haya llamado la atención al paciente).
Muchas veces nos fijamos en el lunar que destaca frente a los demás, lo que llamamos el patito feo. Pero en ocasiones un lunar que no destaca es el peligroso precisamente porque está cambiando, pero no somos capaces de percibirlo. Por ello es tan interesante hacer mapas de lunares que consiste en realizar fotos normales y dermatoscópicas (tomadas a través de un aparato denominado dermatoscopio que nos permite ver el lunar por dentro) para poder comparar anualmente los lunares y detectar estos cambios.
En resumen, la mejor manera de prevenir el cáncer de piel es acudir una vez al año a tu dermatólogo. Y si eres una persona de riesgo, hazte un mapa de lunares.