El latín es una lengua de la rama itálica que fue hablada en la Antigua Roma. Hoy en día este idioma es considerado muerto, es decir que no es la lengua materna de ningún ciudadano en el mundo. Se puede decir que este dialecto falleció cuando dejó de evolucionar, por allá por el siglo I; posteriormente, con la aparición de sus diversificaciones, su uso original fue menguando aún más, hasta entrar en desuso entre los pobladores comunes.
Las primeras apariciones del latín datan hacia el año 1000 a. C., en una región central de Italia llamada Lacio, Latium en latín. De allí el nombre de esta lengua y de los residentes de la zona, latinos. Aunque los primeros testimonios escritos aparecen en el siglo VI a. C.
Originalmente el latín era considerado una lengua de campesinos, por lo tanto su extensión territorial era muy limitada. Apenas alcanzaba a ser hablada en algunas partes de Italia, además de Roma.
Una vez pasada su época más dura, la dominación etrusca y la invasión de los galos, Roma pudo empezar a extender su imperio por el resto de Italia, y con esto se extendió su lengua. Para finales del siglo IV a. C. Roma era potencia, y aunque los etruscos dejaron su huella en la lengua y cultura romana, fueron los griegos quienes dotaron al latín de un léxico más amplio.