Uno de los vegetales más ricos y versátiles que existen. Hay cientos de formas de presentarlo y todas son muy apreciadas por los comensales. La más popular, que es un clásico, es en puré de papas. Nada más sencillo que sancochar este tubérculo, preferiblemente el de color amarillo, y pisarlo para obtener esa textura suave y amena, que con un chorrito de leche y mantequilla se hace más interesante.
Incluso, este alimento sirve como base para diferentes preparaciones, como croquetas y pasteles horneados. Sin embargo, para muchos, el puré de papas suele ser algo simple y un tanto repetitivo. Por eso, para que esta receta se reivindique de vez en cuando, el cocinero tiene licencia para darle un giro a su elaboración.
Hay ingredientes y procedimientos que al sumarse al puré, consiguen resultados estupendos. Aquí sigue una lista con aquellos aditivos y mecanismos alternativos que convertirán este platillo en un manjar aún más especial.
El puré de papas y sus opciones
Queso
¿Acaso no todo queda mejor con queso? Añadirle queso blanco es una rica alternativa. Se ablanda por el calor de la papa y le aporta ácidos bastante sabrosos. Puede ser cualquier queso blanco duro, tanto rallado como picado en pequeños cubos. El feta es una buena selección.
Asimismo, los quesos amarillos como el cheddar o el munster, rebanados o rallados. Estos se derriten, le dan un color llamativo y más aromas. Para prepararlo, se mete en el horno en recipientes refractarios o se aplica calor por encima con un soplete de cocina.
Los quesos madurados como parmesano o pecorino, sobre todo si se gratinan, se suman al conjunto. En este caso, se utiliza un ramekin y luego de verter el puré, se cubre con abundante queso. Al horno con el quemador superior encendido y voila. No solo adquirirá ese sabor intenso, sino que también obtendrá una cubierta crocante.
Hongos, legumbres y otros vegetales
Un buen puré con pequeños tropezones de otros ingredientes se hace más apetecible. Los complementos a tomar en cuenta son varios, pero los mejores son champiñones, preferiblemente cocidos; guisantes, cebollas sofritas o caramelizadas, ajo, espinaca u ajoporro.
Algunos crudos son excelentes, como el cebollín o la remolacha. Finas tiras de remolacha en la parte superior del puré es una idea fenomenal, altamente recomendada.
Toques picantes
Pues si de darle malicia se trata, un punto de picante resulta ideal. Se hace con ají amarillo o ají picante, incorporados en cantidades adecuadas, según el gusto de picor de los comensales. Esto se obtiene igualmente con hojuelas de chile seco, pimienta de cayena o salsa tabasco.
Huevos
El huevo es increíble cuando de embellecer un puré de papa se trata. Para ello, se coloca crudo arriba del puré y se lleva al horno. Cuando esté cocido, apenas se le añade un poco de sal. Si la yema aún está blanda, el resultado es un verdadero espectáculo.
Otros lácteos
Además de la leche y la mantequilla, hay otros productos lácteos que transforman esta guarnición en una divinidad. Por ejemplo, se le puede incorporar crema de leche, para que quede mucho más cremoso, o un punto de suero de leche, para regalarle algo de acidez. Unas cucharadas de queso crema cierran las opciones.
Hierbas y especias
La pimienta es un perfecto aliado del puré, tanto negra como blanca, dependiendo de qué tanto le importe la estética al cocinero de turno. Del mismo modo, el perejil, finamente picado; el eneldo, el tomillo o el romero. Frescos o secos, de acuerdo con el gusto de cada quien.
Carnes y embutidos
La más popular en este renglón es la tocineta esparcida en el tope en trocitos. Son considerables también algunos pedacitos de chorizo o de pollo desmechado. Quizás, algo de pescado blanco desmenuzado o unos camarones. Hay que poner a volar la imaginación y experimentar.
Aceites aromatizados
A veces se puede mantener la onda minimalista y resolver todo con poco. Un aceite de oliva aromatizado con ajo o trufas dará el toque que falta.
Salsas y reducciones
En Estados Unidos es costumbre servir el puré con salsa gravy, la cual se prepara con algunas grasas y jugos de carnes. Quizás es válido probar con salsas de mariscos, de café, de vinagre o con reducciones de fondos. Cualquier caldo que se adapte al sabor tan perfecto de la papa.
El puré admite cualquiera de estos ingredientes y el chef tiene la libertad para hacer las combinaciones que le parezcan adecuadas. A usted ¿cómo le gustaría el suyo?