El cambio climático despierta la curiosidad, en cuanto a cómo afecta de distinta manera a cada tipo de ser vivo en función del ambiente en el que habita, de sus propias características, su comportamiento y del tipo de cambios en su entorno. Algunas especies de plantas empiezan a florecer antes de tiempo, e incluso dejan de perder la hoja en invierno. Aves, han dejado de hacerlo y otras han cambiado de ruta, de plazos, o de destino migratorio. Y ciertas especies invasoras —de todos los grupos taxonómicos— se ven beneficiadas por las nuevas condiciones.
La marmota alpina es un mamífero que hiberna – DieterMeyrl / iStock
¿Qué es exactamente ‘hibernar’?
La hibernación es un estado mediante el cual un animal de sangre caliente entra en una especie de letargo en el que su actividad se reduce al mínimo vital y todo su metabolismo se ralentiza hasta casi detenerse.
En sentido estricto, el término ‘hibernación’ se refiere al proceso que sufren los animales que entran en un letargo profundo. Un letargo más superficial, aunque se prolongue igualmente en la época invernal, como el de los osos, se denomina torpor o sueño invernal; por extensión, algunos autores también lo consideran un modo de hibernación. Entre los mamíferos que hibernan en España, al margen del oso pardo y su torpor invernal, se encuentra la marmota (Mitos y realidad detrás del Día de la Marmota que quizá no sabías), el lirón, el erizo y la mayoría de especies de murciélagos. Contrario a lo que se piensa, las ardillas y las musarañas no llegan a hibernar.
Lirón careto – JAH / iStock
Una de las variables que más se ven afectadas por la hibernación es la temperatura corporal. Los mamíferos en general mantienen una temperatura constante, que ronda entre los 35 y 39 °C; pero durante la hibernación, pueden reducir su temperatura corporal hasta los 10 °C o menos, y a consecuencia, el metabolismo se ve profundamente ralentizado. En muchas especies, esta hibernación presenta ciclos de mayor y menor actividad, con una duración de en torno a una semana, aunque algunos animales pueden prolongar este estado hasta varios meses.
La hibernación es una adaptación directa para lidiar con la escasez de alimentos invernales; al reducir su actividad, el consumo de energía cae drásticamente, lo que permite al animal sobrevivir sin comida disponible; la poca energía que necesita para mantenerse con vida la obtiene de tejidos de reserva, como el tejido adiposo. Además, la hibernación funciona como marcador para otros comportamientos; por ejemplo, muchas especies se aparean justo después de despertar de la hibernación.
Murciélago grande de herradura – CreativeNature / iStock
La asociación entre el clima y la hibernación
En biología, se denomina ‘rasgo de historia de la vida’ a todo aspecto relacionado con el comportamiento, la fisiología o la anatomía que influye en la forma en que un organismo gestiona su energía, su reproducción o su aptitud. La hibernación es, por lo tanto, un rasgo de historia de la vida de los animales que la practican, para hacer frente a períodos de baja disponibilidad de recursos. Es un hecho que los beneficios energéticos y de supervivencia de la hibernación dependen de las condiciones ambientales, especialmente, la temperatura, y en consecuencia, un cambio climático afecta de forma directa a la hibernación. Y los cambios en las fechas, la duración o el tipo de hibernación puede afectar a otros rasgos de historia de la vida asociados con ella.
Como ya adelantamos, la temperatura ambiental puede ser la variable principal en los cambios sobre la hibernación, pero hay otras variables con una influencia significativa, como el deshielo de la nieve. En entornos donde nieva muy poco o nada, efectivamente la temperatura ambiental es la variable determinante, pero en zonas de alta montaña, aunque la temperatura más alta afecte al espesor de la nieve, su mera presencia puede evitar que el animal despierte de la hibernación o que se produzca un despertar temprano y regrese a la hibernación.
Oso pardo – A.Guillem / iStock
El rasgo que más se ve afectado por los cambios en la temperatura ambiental o en el deshielo es la fecha de emergencia de la hibernación, es decir, en qué momento deja de hibernar el animal y emerge de su refugio. En la mayor parte de los casos, emerger más temprano implica también una reproducción más temprana y una camada mayor. Y también sucede una mayor cantidad de despertares tempranos.
En definitiva, el cambio climático también tiene sus consecuencias sobre la fauna hibernante. No obstante, dado que la hibernación es una adaptación para la supervivencia a la crudeza del invierno, no debe extrañar que inviernos más cálidos impliquen periodos de hibernación más cortos, que no causarán un impacto negativo severo sobre este tipo de animales. No obstante, no es necesariamente una buena noticia; si dos especies conviven en competencia en equilibrio dentro de un ecosistema, y una es hibernante y la otra no, el cambio climático puede desestabilizar ese equilibrio y favorecer a una respecto a la otra, afectando a su vez a la estabilidad del ecosistema.