La Luna está repleta de cráteres que conservan miles de millones de años de historia; hemos aprendido mucho sobre las condiciones de nuestro sistema solar primitivo al estudiar la composición, el tamaño y la distribución de estos agujeros en la superficie de la Luna, creados hace mucho tiempo por colisiones con asteroides.
Ahora, un equipo con sede en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, decidió probar algo diferente para comprender un poco mejor la historia de nuestro satélite. Usando simulaciones por ordenador, «borraron» miles de cráteres de la superficie de la Luna, como si retrocedieran el reloj del tiempo hasta 4 250 millones de años antes de que se formaran los cráteres. Concretamente, trabajaron con unos 5 200 cráteres que iban desde 20 kilómetros a 1 200 kilómetros de ancho.
Diseñaron modelos informáticos que tomaron las coordenadas y anchos de todos estos cráteres de mapas topográficos de la Luna hechos con datos de LOLA (Lunar Orbiter Laser Altimeter, que está a bordo de la nave LRO de la NASA) y luego encontraron sus firmas gravitatorias correspondientes, o bolsas de mayor o menor gravedad, en un mapa de gravedad del Laboratorio Interior y de Recuperación de Gravedad (GRAIL). Luego, las simulaciones eliminaron las firmas gravitatorias de cada cráter secuencialmente por edad, esencialmente rebobinando la evolución de la Luna y haciendo retroceder los polos hacia sus ubicaciones antiguas con cada impacto eliminado. Lo que quedó, es cómo era la Luna antes de que se formaran todos esos cráteres.
¿Qué descubrieron?
Algo sorprendente: las ubicaciones de los polos norte y sur de la Luna se movieron ligeramente durante este período de tiempo. Polos errantes. Así las cosas, infirieron que las antiguas colisiones con asteroides movieron los arcos norte y sur de la luna alrededor de 300 kilómetros. A lo largo del tiempo y, a causa de estos impactos de asteroides, la ubicación de los polos lunares vagó 10 grados de latitud, según muestran los investigadores en su estudio publicado en la revista The Planetary Science Journal.
¿Por qué es interesante este dato?
Los polos norte y sur geográficos se encuentran donde el eje de rotación de un cuerpo celeste se cruza con su superficie. En este caso, el eje de rotación de la luna, la línea imaginaria que pasa por su centro y alrededor de la cual gira, se mantuvo igual a medida que se desplazaba el cuerpo de la luna. Si la luna hubiera cambiado drásticamente la ubicación de sus polos hacia una región más cálida y menos sombreada, como el ecuador, cabría la posibilidad de que algo del agua congelada hubiera cambiado de estado en la superficie, y el agua nueva habría tenido menos tiempo para acumularse en los nuevos polos.
«Según la historia de los cráteres de la luna, el desplazamiento polar parece haber sido lo suficientemente moderado como para que el agua cerca de los polos haya permanecido en las sombras y haya disfrutado de condiciones estables durante miles de millones de años», aclara Vishnu Viswanathan, científico Goddard de la NASA que dirigió el estudio.
Como señala la NASA, esta es la misma fuerza que hace que la masa de pizza se estire cuando un chef la lanza y gira en el aire. El poder de la fuerza centrífuga. Está claro que, tratándolos de forma colectiva, tienen un gran efecto en la Luna.
El fenómeno detrás de los polos cambiantes se conoce como True Polar Wander, y es lo que le sucede bajo las leyes de la física a un objeto, cuando en este caso la Luna, intenta mantenerse girando cuando se enfrenta a obstáculos, como cambios en la forma en que se mueve y distribuye la masa.
Según los científicos, su equipo está cada vez más cerca de determinar el verdadero grado de desviación polar en la Luna, pero los científicos aún necesitan refinar la estimación actual. ¿Cómo lo van a conseguir?. Planean borrar más cráteres pequeños de la Luna y eliminar otras características, como erupciones volcánicas y otros agentes similares, que podrían haber contribuido al cambio de los polos.