Con semejante barbaridad la revolución nos hizo creer que seríamos felices a partir de los 24 años que tienen en el poder. Con ese regalito convencieron a sus seguidores que era la solución al problema histórico de Nueva Esparta.
Y lo peor fue que la gente llegó a creer que estos magos de las soluciones resolverían una ecuación del agua que históricamente ha sido la peor calamidad de los pueblos insulares.
Tuvimos la necesidad de creer en la palabra de eso magos de la mentira que no tienen idea del daño sicológico que le hacen a una población que sufre las calamidades de la falta de agua.
La gente no duerme esperando el agua, los múltiples problemas por falta de aseo personal, la insalubridad en los hogares, las comidas preparadas con aguas contaminadas, la ropa sucia que deben usar los ciudadanos por no tener como lavar su vestimenta, los malos olores, las enfermedades estomacales y de la piel como consecuencia de bañarse poco.
Con todo ese problema a cuestas la población ve violado su derecho constitucional a tener las mínimas condiciones para vivir en una sociedad moderna.
Estamos atrapados en la burbuja del tiempo porque estamos en la misma película de los años 40 cuando la sequía acababa con la existencia de los ciudadanos, con sus sembradíos y cuando la gente de la época moría de enfermedades bacterianas producto del consumo de aguas estancadas.
Eso no ha cambiado desde 1905 cuando López Contreras anunció el acueducto para Nueva Esparta y llegó a Los Robles a ofrecer un estanque y una pila para resolver los problemas de la sed de los habitantes de Margarita y Coche.
Se puede probar que la sequía en aquellos tiempos no hacía tanto daño como en esta época porque los gobiernos le buscaban solución al problema y ahora los gobiernos dejan a la buena de Dios la tragedia del agua en Margarita.
Ahora el agua se convirtió en un negocio millonario de los camioneros que cobran en dólares cada viaje y la mayor parte de la población quebrada por el modelo político y económico impuesto por la revolución, no tiene argumentos monetarios para resolver la escasez del vital líquido.
Es mentira que los habitantes de las barriadas y de las urbanizaciones tienen recursos para costear una cisterna de agua, pues la dolarización de los servicios ha llevado a un festín de dólares para acceder a los servicios fundamentales de la población.
Unos pueden costear sus cisternas de agua y la mayoría debe utilizar metodologías que van desde el agua de pozos hasta el agua de lluvia o de los aires acondicionados para poder soportar la crisis del agua.
Los que tomaron las previsiones en el tiempo con tanques y cisternas tienen ventajas superiores sobre el resto de la población que por carecer de previsiones dependen de pocos espacios para almacenar el agua, lo que los obliga a sufrir las inclemencias de la falta del vital líquido.
Con el paso del tiempo la gente ha ido perdiendo la capacidad para pensar y establecer mecanismos para solventar sus necesidades y han confiado en entregar sus votos a cuenta de promesas incumplidas por los gobernantes que tienen medio siglo ofreciendo soluciones a un problema tan profundo que depende solo de un tubo submarino que trae el agua de tierra firme a Margarita y que la corrosión marina es el enemigo letal de esos equipos que traen el agua a la isla.
Eso no va a cambiar porque todos los gobiernos han prometido la solución a la crisis del agua y solo han terminado como demagogos sin alma que han engañado a la gente.
En esta revolución que ya es mayor de edad con 24 años de vida se hicieron miles de mesas de agua para tratar en equipos de trabajo la solución a uno de los problemas capitales de los insulares.
Nada resolvieron en mesas de trabajo donde muchos revolucionarios agarraron tribuna con discursos encendidos que nunca estuvieron cerca de resolver la tragedia del agua a los margariteños y cochenses.
Solo palabras huecas y gritos de fanáticos de un proceso sin alma quedaron archivados en documentos que solo fueron estafas que engañaron de nuevo a ciudadanos presos de su misma ignorancia.
Y hay de quién proteste porque se le acaban sus días de felicidad en una sociedad donde está prohibido reclamar sus derechos a vivir dignamente.
Las otras islas del Caribe que compiten con Margarita como destino turístico nos llevan grandes ventajas porque esos gobiernos han avanzado en la consolidación de sus servicios fundamentales que permite a sus ciudadanos tener calidad de vida y les permite vivir dignamente y a su vez atender a la clase turística que viene a sus tierras a la recreación y el placer.
Por ahora estamos atrapados en el modelo fracasado de una revolución que nada resuelve y solo deja en manos de los ciudadanos sus problemas fundamentales con la propuesta de volver en los próximos comicios con las mismas ofertas que jamás resolverán la crisis del agua.
Por esos ciclos de 50 días sin agua la gente prepara su voto revolucionario para poner orden en el país y cobrarse electoralmente las ofertas engañosas de una revolución que solo fue una estafa más.
Encíclica/ManuelAvila