El primer ministro de China , Li Qiang, recibió hoy en Pekín a una delegación empresarial japonesa a la que recalcó la importancia de la relación comercial bilateral, mientras los representantes nipones pidieron el levantamiento del veto chino a los productos marinos japoneses a cuenta del vertido de agua de la central nuclear de Fukushima.
Li se reunió con una representación encabezada por el presidente de la Federación de Industrias de Japón (Keidanren), Masakazu Tokura,ante la que destacó que las relaciones económicas entre los dos países están «profundamente integradas», informó hoy la agencia oficial Xinhua.
«China está lista para compartir oportunidades de desarrollo y apoyar la cooperación en diversas áreas», dijo el mandatario chino, a la par que defendió que los dos países vecinos deben “abrir un camino hacia el futuro» y «mantenerse comprometidos con el rumbo correcto de paz, amistad y cooperación».
La delegación japonesa, por su parte, reclamó a China que ponga fin a la prohibición de importación de productos marinos, que ha causado “un deterioro del sentimiento público japonés hacia China” y ha llevado a una disminución de las inversiones japonesas en el país asiático, según la agencia de noticias Kyodo.
China considera que el agua vertida al mar por la central nuclear de Fukushima está «contaminada» y, por lo tanto, representa un riesgo para la salud pública.
Japón, por su parte, asegura que el agua ha sido tratada para eliminar la mayor parte de la radiación y que no representa ningún riesgo.
Tokura pidió a China que “confíe en las explicaciones de Japón basadas en la ciencia” sobre la liberación de agua de la planta de Fukushima y «trabajar positivamente para mantener y desarrollar relaciones bilaterales».
Otro de los aspectos tratados en el encuentro fue el de la ley china contra el espionaje, que entró en vigor en julio de 2023, y que genera “desconfianza y preocupación” entre los ciudadanos japoneses, según la delegación nipona.
Comunicación de alto nivel
La ley ha sido criticada por Japón, que considera que es demasiado restrictiva y que puede ser utilizada para perseguir a los ciudadanos japoneses que trabajan en el gigante asiático.
Tokio ha mostrado en los últimos tiempos su interés en retomar la comunicación de alto nivel con Pekín ante este y otros asuntos, como la detención por parte de China de un empresario japonés a principios del año pasado por supuesto espionaje.
Desde 2015, al menos dieciséis ciudadanos japoneses, excluyendo este caso, han sido detenidos por su presunta participación en actividades de espionaje y cinco de ellos permanecen encarcelados en suelo chino.
Otro de los asuntos bilaterales delicados son los reclamos territoriales sobre las islas Senkaku, administradas por Japón pero reclamadas por China, que las denomina Diaoyu y en torno a cuyas aguas ha incrementado el envío de buques guardacostas, exacerbando las ya tensas relaciones con Tokio.
Notiespartano/EFE