¿Alguna vez te has preguntado por qué hay personas que mezclan las drogas con el sexo? En los últimos años se ha multiplicado hasta por 6 la cantidad de practicantes del «chemsex». ¿En qué consiste? ¿Qué repercusiones tiene? Enseguida lo abordaremos.
«Sexo, drogas y rock and roll» es una frase icónica en el universo de la música . Sin embargo, en el contexto de la salud mental, esta peligrosa práctica es conocida como chemsex, que a su vez se vincula de manera especial con entidades clínicas como la depresión y la ansiedad.
Podría parecer divertido el hecho de mezclar tantos elementos con la capacidad de proporcionar placer. No obstante, las relaciones sexuales bajo el efecto de tóxicos como el alcohol, el cannabis, la cocaína, la mefedrona o el speed, es peligroso en extremo.
De hecho, las personas que experimentan con frecuencia el chemsex tienen mayor probabilidad de desarrollar enfermedades tan serias como el SIDA o la hepatitis; también depresión, ansiedad o incluso psicosis.
«Bajo el efecto de las drogas no te importa nada, sólo quieres aislarte del mundo y conseguir una paz interior que no se consigue en el estado normal».
-Kurt Cobain-
¿Qué es el chemsex?
Podemos definir el chemsex buceando en su etimología. Así, «chems» se utiliza coloquialmente en la lengua inglesa para designar a la ‘droga’, mientras que sex se traduce como ‘sexo’.
Entonces, consiste en tener prácticas sexuales mientras se consumen drogas, con el objetivo de prolongar tales prácticas durante un tiempo casi indefinido (entre horas a días). Al principio se circunscribía al contexto homosexual, pero con los años permeó en otros grupos sociales y ahora se extiende como la pólvora entre los jóvenes.
«Vaya colocón» o «ha sido flipante esta sesión de chill», son otras expresiones utilizadas por los asiduos al chemsex. Por otra parte, cuando las prácticas sexuales implican drogas que se inyectan vía cutánea o subdérmica, se denominan slam o slamming, que se traduce por ‘golpe’ y ‘golpeando’, respectivamente (Ocón, 2022). Esto da una idea de las implicaciones tan graves que puede tener en para la salud.
«Los efectos de algunas de estas drogas provocan una euforia y una desinhibición desmesurada que en este contexto pueden conducir hacia actividades extremas, como por ejemplo sesiones de sexo que duran incluso días».
-Raúl Osorio Ocón-
Las personas que practican chemsex tienden a desarrollar depresión y ansiedad
Recientemente, el Instituto de Adicciones de Madrid publicó el «Informe chemsex 2021/2022», el cual procedemos a desgranar.
El documento menciona que el chemsex comienza a perfilarse como un problema claro de salud pública, dadas las repercusiones de su práctica en diversas áreas como la salud física y psíquica. Según este informe, en los últimos 4 años el fenómeno creció cerca de un 600 %, disparando todas las alarmas y situando a esta práctica en la palestra pública.
Por otro lado, se señala que, con frecuencia, las personas que practican chemsex, en su mayoría hombres, han padecido violencia en el seno de la familia, así como maltrato por parte de la pareja y/o abusos sexuales.
Podemos preguntarnos ¿qué tipo de violencia es la que más sufren estas personas? La violencia basada en el odio, el estigma y la homofobia es la más frecuente, siendo reportada por casi 3 de cada 10 personas. Además, un número similar de sujetos habían sufrido abusos en la niñez o adolescencia (Madrid Salud, 2022).
«El chemsex ocurre fundamentalmente en casas particulares, aunque puede tener también lugar en saunas, clubs de sexo, hoteles y zonas de cruising (ligoteo al aire libre)».
-Raúl Osorio Ocón-
Chemsex y psicopatología: una estrecha asociación
De entre todas las personas que reportaron prácticas de chemsex, casi la mitad de ellas presentaban un trastorno mental superpuesto al conflicto con las drogas. A esto se le conoce como «patología dual».
Entre las entidades clínicas encontradas con mayor incidencia en el contexto del que hablamos, los trastornos del estado de ánimo y de ansiedad se produjeron de manera más frecuente, un 40 % y un 35 %, respectivamente (Madrid Salud, 2022).
Practicar chemsex podría vincularse con las conductas autolíticas. Así lo reportó hasta un 10 % de los sujetos que participaron en la investigación de Madrid Salud (2022). Estas conductas se caracterizan por autoinfligirse daños físicos con el objetivo de mitigar el malestar psicológico.
Por otro lado, también se ha encontrado una conexión intensa entre el chemsex y desarrollar un trastorno psicótico. Es decir, el chemsex podría ser una peligrosa puerta de entrada a la psicopatología.
«Los principales trastornos psiquiátricos asociados al chemsex son: ansiedad, depresión, episodios psicóticos, conducta suicida y trauma complejo».
-Raúl Osorio Ocón-
La teoría del estrés de las minorías
La comunidad gay ha sido, históricamente, uno de los grupos minoritarios más perseguidos y denostados. De acuerdo con esta teoría, el chemsex sería una de las estrategias que podrían utilizar estas personas para afrontar el denominado «estrés de las minorías», es decir, el que se deriva de hechos como sentirse discriminados y perseguidos, así como el que se produce como consecuencia del prejuicio o del estigma (Albañir, 2022).
Retrotraernos al comienzo del artículo nos haría entenderlo mejor. Si recordamos, las personas que practican chemsex llevan a sus espaldas una mochila repleta con una gran cantidad de abusos y traumas, según los resultados del informe.
«El hecho de que exista una minoría privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros».
-Simone de Beauvoir-
La importancia de la prevención
Es vital crear intervenciones que fortalezcan el universo de relaciones sociales de estas personas. En este sentido, es sabido que «sentirse apoyado» reporta al ser humano beneficios en la salud mental y, en consecuencia, se percibe un mayor equilibrio en las emociones.
Además, se ha encontrado que el déficit en las relaciones sociales estaría detrás de que las personas se adentren en el tenebroso mundo del chemsex, aspecto que justifica su atención en el contexto de la prevención.
Igualmente, cabe destacar que la intervención ha de ser multidisdiciplinar. Es importante que se creen programas preventivos en las esferas que se ven más afectadas como consecuencia del chemsex. Hablamos de las esferas sexual y mental, pero también de la atención integral a la drogadicción y de la importancia de proveerles de soporte funcional (por ejemplo, en lo laboral, académico o de vivienda) (Albañir, 2022).
Como hemos podido comprobar, la práctica del chemsex está en la palestra de la salud pública. Sus repercusiones son tan graves como extensas y, en este sentido, se hace fundamental desarrollar intervenciones que permitan prevenir el problema, así como tratamientos que ayuden a las personas a salir de este peligroso bucle autodestructivo.
«Problemáticas como el uso de sustancias, la alta prevalencia de VIH y/o ITS y la mayor carga de malestar emocional deben ser tratadas conjuntamente, ya que podrían deberse al estigma asociado al VIH o a la homofobia».
-Perry N. Halkitis-