Las últimas condiciones impuestas por el presidente, el psiquiatra y su hermana, con el apoyo del repartidor de mazazos, son del todo inaceptables.
Resultan evidencia gruesa del descaro con el que los cuatro personajes se comportan ante la comunidad de naciones, mayoritariamente regidas por la democracia, a la que frontalmente irrespetan, creyendo burlar la legislación existente en el mundo actual. Eso, además de vulgar chantaje, muestra su felonía, y absoluto desprecio por la libertad y su irrestricto apego a la dictadura, al totalitarismo sin duda alguna.
Es un acto propio del comunismo más rancio, en el que milita el camarada ruso, blandiendo la hoz y el martillo al pretender -por la vía de la guerra- someter a Ucrania, lo mismo que hiciera el otro monstruo, el de la svástica y la calavera, que avergonzó a la raza humana cuando desbastó media Europa, con su locura y sus hornos crematorios.
El símil es válido emplearse dada la perfidia con que el presidente y sus tres rodilla en tierra demandan se les perdonen las numerosas violaciones de los derechos humanos, para ellos permitir que en Venezuela se lleven a cabo unas elecciones libres y transparentes, lo cual deja clara evidencia de lo que todo el mundo sabe y ellos niegan: que los anteriores procesos electorales por ellos organizados en los últimos veinte años, han sido más que fraudulentos.
Creen, por otra parte, que los magistrados de la Corte Penal Internacional son iguales a los tarifados del TSJ, que ellos manipulan a total conveniencia y que la mayoría de venezolanos, a quienes en el fondo los jefes chavistas repudian, les permitirán salirse con la suya.
En cuanto al levantamiento de la sanciones, pues queda a conciencia del presidente Biden arriesgarse a que, definitivamente, los Estados Unidos reciban otra vez la repulsa mundial en su contra por parte de la gente honorable en todo el orbe, que ayer catalogaron de vulgar negocio –petrolero- la medida de canje de ciudadanos estadounidenses (la mayoría venezolanos de origen) por los dos sobrinos narcotraficantes que ya estaban condenados a purgar 18 años de presidio.
Con la enorme diferencia que, al levantarlas, quedan sin ataduras legales los señalados por las autoridades norteamericanas como corruptos y perpetradores de violaciones de la constitución venezolana y de la legislación internacional, incluyendo crímenes de lesa humanidad, al decir de los informes de la OEA, de la CPI y de la propia ONU..
El chantaje, por otra parte, ratificó que es una mentira gigantesca el pregón que a cada rato difunde el liderazgo oficialista, en cuanto a que su régimen es profundamente democrático, que busca la paz, y trabaja por la superación social y económica de los venezolanos.
Pero no pueden esconder que a su insistencia siempre acompaña la represión en cualquier grado contra quienes se oponen a que en Venezuela se implante el comunismo, que el gobierno disfraza de socialismo, como ideología única.
Son tan obstinadamente tercos que a cada rato tropiezan con la misma piedra y, mintiendo descaradamente disimulan sus continuados fracasos. Culpan al fulano “bloqueo”, pero a propósito olvidan que su origen reside en el grave y verdadero saqueo con el que trastocaron el manejo de los dineros públicos, cuando lo cierto es que las sanciones son, en la práctica, un freno a cada uno de los personajes señalados para evitar sigan utilizando al Estado venezolano como instrumento de sus variadas tropelías.
Se espera que los autodenominados representantes de la oposición en el diálogo de México, se desprendan de sus intereses personales, y por alguna vez respondan a su conciencia impidiendo que una “mayoría” engañosa “apoye” el incontable petitorio se llegue a formular al presidente Biden quien, por lo visto, no le temblaría el pulso, para aceptarlo. Sin importarle la libertad de Venezuela.
Si las elecciones presidenciales son finalmente aprobadas y las lleva a cabo el actual Consejo Nacional Electoral, con las máquinas que muy bien controla el psiquiatra, desde luego y de antemano el oficialismo tendrá el triunfo asegurado.
Por ello, la Comisión Nacional de La Primaria tiene la patriótica, la histórica y la enorme tarea de dar la pelea, con todos los argumentos de ley; apoyados con un gran documento que firmen los constitucionalistas y demás expertos, acompañados por miles de ciudadanos, pidiendo se establezcan condiciones que, profundamente formal y técnica en cada paso, la vigilancia del proceso, sea realizada por miembros de la sociedad civil, sin intervención militar alguna, se precisa; la libre participación de veedores internacionales que la Comisión invite, y no sólo los que quiera el gobierno.
Asimismo, porque es fundamental, que las máquinas tengan un software aprobado, no por políticos ni politiqueros, sino por reconocidos profesionales realmente independientes tanto nacionales como extranjeros.
De no sucederse así, más de las tres cuartas partes de la totalidad de los venezolanos mayores de edad, aquí y afuera, que están dispuestos a sufragar, unos en consulados o embajadas y otros en los centros de votación en todo el país, verán frustrados su deseo, su sueño, su determinación de alcanzar la libertad.
Entonces, Gerardo Blyde, junto los restantes delegados tendrán la culpa de haber vendido la liberación de Venezuela, tan igual como el occiso le permitió a Guyana adueñarse del Esequibo.
ÁngelCiroGuerrero