El carguero ruso Progress MS-20 se acopló hoy con éxito a la Estación Espacial Internacional (EEI), adonde llevó más dos toneladas y media de suministros, desde combustible, agua y alimentos hasta equipos científicos y diversos materiales.
La nave de carga se enganchó al módulo Zvezdá del segmento ruso de la EEI a las 16.01 hora de Moscú (13.01 GMT), maniobra que fue transmitida en directo por Roscosmos, la agencia espacial rusa.
El acoplamiento de Progress MS-20 se produjo apenas 3 horas y 29 minutos después de su lanzamiento desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán), ya que esta vez se empleó un esquema rápido, de solo dos órbitas, de acercamiento a la EEI.
En sus bodegas, el carguero llevó 599 kilogramos de combustible, 420 litros de agua y 40 kilogramos de nitrógeno comprimido, así como casi 1,5 toneladas de equipos, materiales y raciones de comida, incluidos alimentos frescos, para los tripulantes de la plataforma orbital.
Además, transportó cuatro nanosátelites CubeSat, de forma cúbica y menos de 1,3 kilogramos, fabricados por dos universidades rusas y que serán puestos en órbita por los cosmonautas rusos que se encuentran en la EEI.
The Progress 81 cargo craft is on its way to the station after launching at 5:32am ET today. It will arrive in 3.5 hours live on @NASA TV. More… https://t.co/TaYDPOqLlk pic.twitter.com/szFIwgf8Cv
— International Space Station (@Space_Station) June 3, 2022
Junto con su misión logística, la 81ª de este tipo de naves, la Progress MS-20 será utilizada para corregir con ayuda de sus propulsores la altura de la órbita de EEI.
El último servicio que prestará el carguero antes de ser hundido en el Pacífico tras permanecer 256 días en el espacio consistirá en llevarse consigo la basura y los desechos acumulados en el segmento ruso de la Estación.
Actualmente la tripulación de la EEI está integrada por los rusos Serguéi Korsakov, Oleg Artémiev y Denis Matvéyev, los estadounidenses Kjel Lindgren, Robert Hines y Jessica Watkins y la italiana Samantha Cristoforetti.
El valor del proyecto
La EEI, un proyecto de más de 150.000 millones de dólares (unos 140.000 millones de euros al cambio actual), está integrada por quince módulos permanentes y orbita la Tierra a una distancia de 400 kilómetros y una velocidad de más de 27.000 kilómetros por hora.