El sueño de Felipe Natera Wandelinder lo hizo realidad cuando en la casa de los héroes Policarpo de Mata, Petronila de Mata y Andrés Mata funcionara el espacio bibliotecario más importante de Margarita para la época. La simbología de ese caserón cobró más fuerzas porque en ese espacio se hospedó el Libertador Simón Bolívar en 1816 cuando la Asamblea de Notables lo nombró Jefe Supremo de la República de Venezuela.
De la mano de Lipe Natera se comenzó a formar esa biblioteca que en 1986 cobró identidad regional cuando fue adquirida por la Gobernación de Nueva Esparta para servir de fuente de conocimientos para los pueblos de esa parte de Margarita. El esmero de Lipe Natera llevó ese espacio del conocimiento a convertirse en la biblioteca más completa de la isla por lo que de todas partes de Margarita venían los investigadores a nutrirse del conocimiento y a buscar información para realizar trabajos de investigación, tesis de grado y cualquier tipo de consulta sobre la historia y cultura de Nueva Esparta.
Su construcción colonial con una puerta principal imponente y cuatro ventanas en madera dan la sensación de una casa de importancia histórica que resalta en este conglomerado colonial en la Calle Carabobo de Santa Ana del Norte. Su construcción en forma de L, le da solemnidad a la edificación y con sus pasillos centrales rodeados de árboles de mango y otras plantas ornamentales dan un carácter mágico y bucólico a este espacio de la historia y la cultura.
Sus techos a dos aguas de caña amarga son un espectáculo digno de ser estudiados por los arquitectos de estos tiempos. El zaguán de entrada es de una belleza poética grandiosa y desde que se entra a esa edificación los que amamos la historia sentimos la presencia espiritual y vibratoria de lo que se vivió en esos espacios en la etapa de la Independencia de Venezuela.
Los recuerdos de una biblioteca pública como la que tuvo Santa Ana del Norte da nostalgia porque se destruyó la reserva cultural del Norte y descabezaron la creación cultural del Cronista e historiador Felipe Natera Wandelinder que junto a Santiago Amparán, Esther Quijada de González, Ángel Félix Gómez, Marcano Maza y Beto Valderrama constituyen la reserva intelectual de esa parte de Margarita.
Con esa Biblioteca Pública “Justa Mata Gamboa” sembrada en su corazón tenía el casco histórico de Santa Ana del Norte un espacio cultural que fue orgullo de los santanenses por muchos años. Pero el 15 de mayo del 2020 en el ejercicio de gobierno del mandatario Alfredo Díaz y de la alcaldesa Yannelis Patiño un grupo de desadaptados desmantelaron y destruyeron la Biblioteca “Justa Mata Gamboa”. Desvalijaron las instalaciones al llevarse el tanque de agua, el filtro refrigerador, los estantes y hasta los botellones de agua para convertir ese espacio en un reservorio de murciélagos y otras alimañas y su patio trasero en un establo de vacas con su portón en el suelo y donde la comunidad gomense nada aportó para evitar la destrucción de su reserva cultural más importante. Eso refleja la muerte de los pueblos y la timidez de sus ciudadanos ante el paso avasallante de la barbarie, lo que indica que la reserva intelectual de Gómez murió hace rato con la partida de sus hombres y mujeres más preclaros.
Por ninguna parte apareció la autoridad municipal, ni los concejales, ni el pueblo de Santa Ana manifestó ninguna opinión por la tragedia cultural que hizo desaparecer de la escena el emporio cultural más importante de la zona norte de Margarita. Esa actitud tímida de nuestra gente ha permanecido como una espada de Damocles sobre el desarrollo de Margarita y de aquel espíritu guerrero de los héroes de la Independencia no ha quedado nada en nuestros pueblos.
Así mataron la cultura y solo quedó el viejo caserón Monumento Histórico Nacional en la Gaceta Oficial 31.276, de fecha 14 de julio de 1977, y donde los delincuentes dejaron los libros tirados en el piso como una muestra de la barbarie criolla. Se llevaron hasta la estantería para venderla como chatarra de hierro y los libros quedaron como una muestra que la ignorancia no lee.
El desamparo de los organismos de seguridad produjo que se destruyera el futuro cultural del desarrollo de estos pueblos de Gómez y se le dio un tiro de gracia en el cerebro a la cultura insular.
Ese irrespeto a la cultura hubiese ameritado una cadena perpetua en cualquier país del planeta, pero como la barbarie llegó a nuestros pueblos para sembrarse para siempre, pero ¿qué podía significar la destrucción de una biblioteca pública en tiempos del Ñopernaletismo ramplón?
Ahora cuando se firma el comodato entre la Gobernación representada por la Red de Bibliotecas Públicas (IASBTIENE) y la Fundación Turismo de Altura se ve la posibilidad de recuperación de la Biblioteca “Justa Mata Gamboa” y de la formación educativa de los jóvenes que pertenecen a la fundación sin fines de lucro y al público en general. Toda una propuesta dirigida a la educación y la cultura. Ojalá que el pueblo de Santa Ana despierte y comiencen a abrir los ojos para la conservación de esta obra tan importante para el desarrollo educativo y cultural de los santanenses.
No es posible que el actual burgomaestre de Gómez y la Cámara Municipal ni una mirada hayan lanzado a un proyecto tan importante para el desarrollo de esos pueblos de Gómez, pues hasta ahora la única respuesta del burgomaestre ha sido que esa casa no pertenece al gobierno municipal. Y su último intento fue sacar los libros de su espacio para llevarlos a la sede de Mercal cometiendo un delito contra la cultura insular que no está en su cerebro de maní la participación en un acto tan trascendental para la educación y la cultura gomense.
La cultura popular tiene amigos a montones” reza la canción popular venezolana interpretada por el grupo Un solo pueblo para dejar patentado el mensaje que en ella se colean zorros y camaleones. Esa es una letra con mucha profundidad que hace diana en los verdaderos enemigos de la cultura que llegan al poder y no aportan nada al crecimiento de su gente.
Ya la Fundación Turismo de Altura impulsada por ese dinamo llamado Jhoe Zamora y su equipo comenzó a moverse en los trámites para arrancar el proceso de transformación y rehabilitación para probar que con escasos recursos y con la voluntad de cambios se pueden realizar grandes gestas que enaltezcan el desarrollo de los pueblos.
Encíclica/ManuelAvila