El mercado de las tecnologías para energías limpias puede más que triplicarse de aquí a 2030 para representar 650.000 millones de dólares anuales si los países de todo el mundo cumplen con sus compromisos en el terreno climático, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
En un informe publicado este jueves, la AIE también señala que en términos de empleo, se podría pasar de los 6 millones actuales en las energías limpias a casi 14 millones a comienzos de la próxima década.
El director ejecutivo de la agencia, Fatih Birol, destacó que «si se construyera todo lo anunciado hasta ahora, la inversión destinada a la fabricación de tecnologías de energía limpia proporcionaría dos tercios de lo que se necesitaría en un mundo globalizado para alcanzar cero emisiones netas».
Pero la organización avisa también de que los inversores están muy pendientes de las políticas puestas en marcha por los gobiernos, por si pueden obtener ventajas competitivas con un entorno propicio.
Y, de acuerdo con sus evaluaciones, el hecho es que solo el 25 % de los proyectos anunciados en todo el mundo para la energía solar fotovoltaica se están construyendo o van a construirse de forma inminente.
En el caso de los proyectos de baterías para vehículos eléctricos, el porcentaje es del 35 % y en el de los electrolizadores únicamente del 10 %.
Por eso la agencia recuerda que «las políticas gubernamentales y la evolución del mercado pueden influir mucho en el destino final de esos proyectos».
Los autores del estudio prestan también atención a los riesgos a los que están sometidas las actuales cadenas de suministro de tecnologías de energías limpias, porque se da un alto grado de concentración en la extracción y procesamiento de recursos, así como en la fabricación.
Para ilustrarlo, señala que China domina las capacidades de fabricación de paneles solares, generadores eólicos, baterías para vehículos eléctricos, electrolizadores y bombas de calor.
Y precisa que los tres primeros países productores de cada una de esas tecnologías (entre los que está China) concentran el 70 % de la capacidad de fabricación.
También, se da un alto grado de concentración en los minerales necesarios para dichas tecnologías. Un buen ejemplo es que la República Democrática del Congo produce más del 70 % del cobalto mundial y solo tres países (Australia, Chile y China) suponen más del 90 % de la producción mundial del litio necesario para las baterías de vehículos eléctricos.
Birol subraya que el mundo saldría beneficiado de «unas cadenas de suministro de tecnologías limpias más diversificadas» y se refiere a la experiencia de lo que está pasando con la dependencia europea del gas ruso.
«Cuando se depende demasiado de una empresa, de un país o de una ruta comercial -argumenta el director ejecutivo- se corre el riesgo de pagar un precio alto en caso de interrupción».
Notiespartano/800Noticias