Las contraseñas han sido el instrumento necesario para evitarle a los usuarios el mal uso de sus datos y su identidad, así como problemas con sus cuentas y los bancos.
Debido al aumento en la creación de sitios web y de personas que buscan obtener datos personales y números de tarjeta, nos hemos visto obligados a crear contraseñas más complejas y difíciles de recordar, eso sin mencionar la cada vez más popular verificación en dos factores.
Un mundo sin contraseñas
En los últimos años, empresas como Apple, Google y Microsoft han aceptado utilizar el nuevo estándar de autenticación FIDO (Fast Identity Online) que busca reemplazar las contraseñas por mecanismos de autenticación biométricos y sistemas de encriptación.
Ya no bastará con saber una pequeña clave hecha con números y letras; ahora nuestra cara y nuestro comportamiento serán la llave para entrar a las aplicaciones que tenemos en el celular, dejando de lado los nombres de mascotas y fechas importantes que a menudo, son bastante fáciles de recordar y descifrar.
De ahí que las empresas busquen un camino hacia la biometría, la forma más segura y cómoda de acceder a los perfiles que tenemos en el celular.
¿Estamos lejos de la biometría?
Si tu celular cuenta con sensor de huellas o con un lector de rostro, podemos decir que ya eres parte de un sistema basado en biometría. Así que la respuesta es que, de hecho, ya estamos aprovechando las ventajas de la biometría.
Por otro lado, aún quedan cosas que se deben resolver, tales como el almacenamiento de todos nuestros datos biométricos y cómo podemos protegerlos. Aún así, aunque no tengamos todas las respuestas, podemos estar seguros de que los días de nuestras contraseñas están contados.